La leche de cabra tiene propiedades organolépticas ligeramente diferentes de la de vaca: más blanca, más ácida y un poco más espesa. Contiene más grasa y proteína que la de vaca, “por lo que se recomienda beber menos cantidad en comparación con la de vaca, ya que proporciona más energía”, indica Ángel Gil Hernández, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT).
Además, según publica El País, un estudio realizado en la India en el que se llevó a cabo un análisis comparativo de las proteínas de la leche de vaca y de la de cabra, concluyó que esta última podía ser una alternativa hipoalergénica a la leche de vaca en la dieta humana. “Puede dar menos alergia en individuos cuya reacción con la de vaca no es muy aguda, pero esto hay que tomarlo con mucha precaución y debe comprobarse siempre bajo control médico”, advierte Gil. La Fundación Española de Nutrición la recomienda para personas con problemas digestivos, como úlceras, gastritis o trastornos hepáticos.
En España, según Capricare, que comercializa leche infantil de cabra, ya supone un 10,7% de la producción lechera total.
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