El libro genealógico de la raza Majorera alcanza los 12.000 ejemplares con una segunda generación

Redacción oviespana.com21/04/2015

El proceso para el establecimiento del libro genealógico de la cabra Majorera, un proyecto que desarrolla de la Asociación de Criadores de Cabras de Fuerteventura en el marco de un convenio de colaboración entre el Cabildo Insular y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), ha alcanzado los 12.000 ejemplares registrados, según publica Diario de Fuerteventura.

La técnico responsable de esta iniciativa, Ángeles Marichal, ofreció una charla sobre ‘Valoración Morfológica de la Cabra Majorera’ en el marco de FEAGA 2015, en la que explicó que “en este tercer año de los cinco que establece el convenio, los trabajos se encuentran bastante avanzados, e incluso ya han comenzado a valorarse las cabras de recría”, es decir, la segunda generación de ejemplares.

Aun así queda trabajo por delante, pues para que un ejemplar sea reconocido completamente debe contar con dos líneas de ascendencia de pura raza. Si los cuatro abuelos de una cabra son de raza y están registrados, entonces el animal cuenta ya con el afamado pedigrí.

La creación del libro genealógico es un trabajo imprescindible para conservar la pureza de la raza de cabra majorera, por un lado, pero también para mejorarla. El hecho de registrar los ejemplares más puros, con su documento oficial acreditativo incluido, implica seleccionar y preservar de cara al futuro los caracteres genéticos de los mejores animales de una especie ya de por sí excepcional, tanto por su resistencia a las inclemencias de un clima desértico como el majorero como por su capacidad de rendimiento lechero en condiciones extremas.

Durante los trabajos de campo de este proyecto se han evaluado miles y miles de animales para poder alcanzar la cifra actual de 12.000 registrados, entre machos y hembras. Los que superan las pruebas morfológicas son los que obtienen mejor baremación (60 puntos o superior) quedando así certificados como de pura raza y registrados dentro del árbol genealógico.

Aunque, como es lógico, lo que se busca es la mayor cantidad y calidad del producto, la morfología resulta imprescindible para la conservación de los estándares genéticos. En este sentido, los sementales -que cuentan un menor número de inscripciones- son fundamentales, porque son los que transmiten los tipos genéticos.

El porcentaje de inscripciones es, además, elevado, un hecho que evidencia el conocimiento que tienen los ganaderos cuáles son los caracteres que deben seleccionar para obtener una producción mayor y de mejor calidad.

Junto a la calificación del estándar racial (sistema mamario, apariencia general, etc.) el libro genealógico se complementa con un estudio de la productividad lechera, un trabajo que desarrolla la empresa regional GMR y que mide parámetros como la cantidad de leche producida, la calidad de los rendimientos de sólidos (grasas y proteínas) y otros secundarios como la eficacia de la producción.

Este proceso de registro de la raza caprina Majorera se ha puesto en marcha después de muchos años y varios intentos. Destaca la importancia de que se lleve a cabo este trabajo en Fuerteventura, no sólo por extender la raza, sino dado el interés que ha existido por llevarse el programa genealógico a la península y registrar la raza desde allí.

Una de las ventajas de completar el registro genealógico en su isla de origen se relaciona con las posibilidades que ofrece comercializar la genética de la raza. “La cabra majorera, si está certificada, se puede vender muy bien, porque dentro del sector se reconoce su productividad y su adaptación rapidísima a las zonas áridas”, comenta. Para exportarla a África, por ejemplo, resulta muy interesante, y ya existen experiencias como el programa Ganáfrica del ICIA, dirigido por Juan Capote, por el que se han trasladado a general un grupo de cabras de una cabaña para formar a mujeres ganaderas de Senegal para aprovechar allí la productividad de la raza majorera. Así, es importante realzar el potencial económico que tiene en sí misma la raza de la cabra Majorera, no sólo en la venta de queso y productos derivados de la leche, sino también en la venta de los animales de pura raza, o incluso la genética de los mejores machos.

Después de que se constituyera la Federación de Asociaciones de la Cabra Majorera en el año 2011, y de que comenzara la elaboración del libro genealógico desde 2012, este trabajo puede completarse en un plazo de entre dos y tres años más. Al cabo de este periodo se concretará el registro fundacional definitivo.

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