El Ministerio de Agricultura realizó con veterinarios de campo de toda España un curso sobre la preparación ante posibles brotes de fiebre aftosa. En uno de sus módulos, se trataron aspectos relacionados con la bioseguridad.
Durante un brote de fiebre aftosa, el personal veterinario suele estar en contacto con animales infectados, y además se desplaza con frecuencia entre explotaciones. Esto se traduce en un alto riesgo de propagación del virus de la fiebre aftosa.
En el curso se resaltó que, al visitar instalaciones donde se sospeche la presencia de fiebre aftosa, es importante implementar todas las medidas de bioseguridad necesarias. La sospecha puede ser desestimada después de la investigación epidemiológica, pero hay que tener presente que, en caso de que se confirme fiebre aftosa, las medidas de bioseguridad no se pueden aplicar de forma retroactiva.
La bioseguridad consiste básicamente en implementar medidas que reducen el riesgo de introducción y propagación de agentes patógenos. La bioseguridad incluye tres pasos principales: segregación y control del tráfico; limpieza con la eliminación de la contaminación visible; desinfección con la inactivación de las partículas virales presentes.
Segregación y control del tráfico
Es la medida más efectiva. Si el virus de la fiebre aftosa no entra en contacto con animales no infectados o con equipos no contaminados, la enfermedad no se va a propagar. Algunas medidas son las siguientes:
- Los vehículos deben quedarse fuera de explotaciones infectadas.
- Utilizar equipos de protección individuales.
- No transportar material innecesario a las explotaciones.
- El equipo necesario debe protegerse en bolsas con autocierre, que deben desinfectarse antes de dejar la explotación.
- Si una persona ha visitado una explotación infectada, deberá cumplir un periodo de cuarentena antes de visitar explotaciones no infectadas.
Limpieza
Los desinfectantes no pueden inactivar partículas virales que estén bajo capas de suciedad. Por lo tanto, es de extrema importancia limpiar toda la suciedad visible antes de proceder a la desinfección. Se puede usar un cepillo de fregar o una limpiadora de agua a presión.
Se debe prestar especial atención a retirar toda la suciedad de las suelas de las botas. El uso de calzas desechables es una buena opción.
Desinfección
Es fundamental que el desinfectante utilizado sea efectivo contra el virus de la fiebre aftosa y que se emplee en la concentración adecuada.
También es muy importante asegurarse, cuando sea posible, de que todas las superficies queden cubiertas por el desinfectante. Conviene sumergir los elementos en desinfectante, en lugar de limitarse a rociar con desinfectante las superficies.
Los desinfectantes deben actuar durante un tiempo de contacto apropiado.
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