El trabajo desarrollado en el Centro de Selección y Reproducción Animal, Censyra, ubicado en Villaquilambre (León), tiene un objetivo claro: la mejora genética y la máxima rentabilidad de las explotaciones ganaderas de Castilla y León. Así lo explica su director, Juan Carlos Boixo, que insiste en que cualquier programa de mejora genética logra incrementos de producción acumulativos anuales cifrados en un 3-4%. En definitiva, estos programas consiguen que las vacas y las ovejas de Castilla y León den más leche, lo que se puede traducir en varios millones de euros anuales, según publica Diario de Soria.
La mejora de la productividad depende, según Boixo, principalmente de tres factores: la sanidad, el manejo (incluida la alimentación) y la genética. Todos ellos, favorecen una mayor productividad de los animales ya que “un animal será más productivo, en cantidad y en calidad, si está sano, tiene un buen manejo y dispone de una genética adecuada”.
Para mejorar genéticamente las razas, es decir, hacerlas más productivas, se utilizan tres herramientas: el libro genealógico, para hacer controles de paternidad a través de técnicas de genética molecular, el control de producciones (control lechero o cárnico, mediante lotes de testaje), y la inseminación artificial bovina y ovina. Los ganaderos, a través de las asociaciones de raza, son los que, voluntariamente, participan en estos programas de mejora, que repercuten después en sus producciones.
El reto desde el Censyra en este 2015 es ofrecer nuevos análisis de urea y cuerpos cetónicos y ampliar así los controles. Análisis que sirven para controlar la alimentación y prevenir enfermedades.
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