La campaña de esquileo ya arranca con la mano de obra cubierta y una depreciación en la lana

La campaña del esquileo de ovejas ha arrancado en España con semanas de antelación debido al buen tiempo, en un año en el que no ha habido problemas de llegada de esquiladores extranjeros, como sí ocurrió en 2020 por la irrupción de la COVID-19, pero con precios por los suelos para la lana. Así lo sintetizan diferentes agentes de un sector que han visto cómo este año no ha tenido que enfrentarse a la incertidumbre que supuso el año pasado no saber cuándo llegarían los contingentes extranjeros, especialmente uruguayos, por la crisis sanitaria mundial.

El secretario general de la Asociación Española de Criadores de Raza Merina, Felipe Molina, explica que la actividad en Extremadura y Andalucía arrancó el 15 de marzo por las buenas condiciones meteorológicas, lo que supone un adelanto de un mes. La lana de la raza Merina es una de las más demandadas por la industria textil, pero las caídas de ventas en el mundo de la moda debido a la pandemia le han afectado.

El stock en España de lana es elevado porque la de la campaña de 2019 se quedó a las puertas de su envío a China principal comprador en febrero de 2020, ya que el país asiático cerró las fronteras. A ese remanente se ha sumado el de la campaña de 2020, que tampoco encontró salida dada la situación y ahora ya se está empezando a obtener la lana de 2021.

Con esa situación, el precio ha caído un 84%, de 2,50 euros/kilo de lana merina en 2019 a unos 0,40 euros/kilo en 2020, de acuerdo a sus datos. Al menos la Merina cotizó y fue recogida por la industria, algo que agradece Molina, porque “otras de peor calidad ni cotizaron”. Para este año, calcula que puede haber un ligero repunte (hasta los 0,60 euros/kilo) pero, aún así, es un precio con el que el ganadero no saca rentabilidad alguna. Asimismo, recuerda que el esquileo es una actividad necesaria para el saneamiento animal más allá del balance económico resultante.

En esta ocasión no hay problema con la mano de obra. Alfonso Suárez gestiona junto a otro socio la empresa Esquiladores Montaña de León y este año no han tenido problema para contar con medio centenar de esquiladores uruguayos, un escenario muy diferente a la situación vivida en 2020. De hecho, más de la mitad de esa cuadrilla ya ha venido, con su prueba PCR negativa correspondiente, y está esquilando por Zamora y León. Espera que los restantes trabajadores lleguen estos próximos días para completar una campaña que se suele prolongar hasta primeros de julio y en la que tienen previsto pelar cerca del millón de ovejas.

Por su parte, el gerente de la cooperativa Comercial Ovinos y miembro de la Junta Directiva de la interprofesional del sector (Interovic), Marco Antonio Calderón, confirma que la campaña “va bien”, en líneas con las anteriores, e incluso avanzada, al no haber jornadas perdidas por lluvia. Detalla que los esquiladores extranjeros son contratados en origen por diferentes empresas y que es necesario traer de fuera a estos especialistas porque en “España es una labor que no se quiere”. Coincide con Molina en que al ganadero no le fue rentable pelar a sus ovejas en 2020, porque le ha costado más la esquila que los beneficios aportados por la lana, pero insiste en que hay que hacerlo “sí o sí por bienestar animal”. Un cambio de rumbo porque antes de 2020, a la venta de lana “se le ha ganado algo”, precisa.