Actualización en protocolos de sincronización del celo en la especie ovina

Redacción oviespana.com14/03/2019
ACTUALIZACIÓN EN PROTOCOLOS DE SINCRONIZACIÓN DEL CELO EN LA ESPECIE OVINA

SEGUNDA SESIÓN / Seminario ‘Avances en la reproducción del ovino: los retos pendientes’. Patrocina ZOETIS.

ANTONIO GONZÁLEZ DE BULNES. Investigador titular del Instituto Nacional de Investigaciones Agroalimentarias (INIA).

(En colaboración con Paula Martínez Ros, de la Universidad CEU Cardenal Herrera)

Los protocolos de sincronización del celo en ovino se refieren normalmente al uso de tratamientos progestativos intravaginales, que son fundalmentalmente las esponjas, que se mantienen dentro del animal durante 12 o 14 días. Es un protocolo que se diseñó a principios de la década de 1960 y se viene utilizando prácticamente de la misma manera desde entonces. Habitualmente, cuando se retira la esponja, se administra una inyección de dosis de gonadotropina coriónica equina (eCG), que antes se conocía como gonadotropina del suero de la yegua gestante (PMSG), que tiene un 50% de actividad FSH y otro 50% de actividad LH. La FSH es la hormona que favorece el crecimiento de los folículos y la LH es la que favorece la maduración final y la ovulación. De esta forma, se tiene un mejor crecimiento de los folículos al final del tratamiento y, con más eCG, se puede aumentar la tasa de ovulación.

Cuando se habla de tratamientos progestativos intravaginales, nos referimos normalmente a esponjas vaginales. Son de poliuretano, que están impregnados de un análogo de la progesterona y que simula la acción de un cuerpo lúteo. Así, las ovejas no entran en celo hasta que no se retire la esponja. Para evitar que pueda permanecer un cuerpo lúteo real que sobrepase la duración del tratamiento, los tratamientos se mantienen durante 12 o 14 días.

Desde este año, en Europa se tiene la disponibilidad de otros dispositivos intravaginales para la sincronización de celos, que son los denominados CIDR, que son las siglas en inglés de ‘Controlled internal drug release’ o ‘liberación controlada interna de fármacos’. Estos dispositivos han sido ampliamente utilizados en Estados Unidos o en Australia, pero no estaban autorizados hasta este año en Europa. La diferencia con la esponja es que es una estructura que se basa en un elastómero de silicona que contiene una progesterona natural. Los protocolos son similares que los de las esponjas. También se deja durante 12 o 14 días, se retira y se ponen una dosis de eCG.

CONDICIONES A TENER EN CUENTA

Con este tipo de tratamientos de sincronización de celo, ya sean esponjas o CIDR, se deben tener en cuenta los aspectos relacionados con la sanidad y el bienestar animal. Se mantiene el dispositivo durante un largo periodo de tiempo, lo que provoca alteraciones en las condiciones fisiológicas y microbiológicas en la vagina del animal, lo que afecta al rendimiento.

También se debe tener en cuenta la opinión social, que quiere alimentos limpios, por lo que no deben tener residuos; verdes, por lo que no deben usarse drogas ni antibióticos ni hormonas; y que sean éticos, por lo que deben estar en consonancia con el bienestar animal. Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa necesitaba producir alimentos y era el objetivo. Ahora, en el denominado ‘Estado del bienestar’, se busca producir esos alimentos de forma ética. Este hecho provoca muchas limitaciones para los productores.

Por último, hay que tener en cuenta un tercer aspecto relacionado con la opinión social que busca alimentos limpios libres de residuos, que es la seguridad alimentaria.

Estos tres aspectos influyen en los tratamientos relacionados en base a progesterona en los últimos años. Hay varias valoraciones de la Unión Europea sobre la retirada o no de este tipo de tratamientos. A día de hoy, como no existe un tratamiento equivalente, se están aprobando moratorias en las que se intenta favorecer el desarrollo de protocolos que cumplan con esas condiciones.

SANIDAD Y BIENESTAR ANIMAL

El aspecto que más influye es el dispositivo, es decir, si se trabaja con esponja o con CIDR. En el caso de las esponjas, al retirar la esponja después de 14 días, se produce una descarga vaginal que, en ocasiones, es hemorrágica o purulenta y con bastante mal olor. Este hecho se debe a que la esponja es una barrera física que se está introduciendo en la vagina y que, al ser de poliuretano, está absorbiendo las descargas vaginales e impidiendo su eliminación. Cuando se utiliza la esponja durante 14 días, aproximadamente un 95% de las ovejas presentan este tipo de descargas. Cuando se usa el CIDR, según las pruebas que se han realizado, la incidencia de estas descargas baja hasta el 15%. El CIDR no bloquea la vagina y, al ser silicona inerte, no absorbe las secreciones vaginales y no empapa como una esponja. Cuando se valora el tipo de descarga, el 83% de las descargas que se producen en ovejas a las que se aplicó esponja son con pus o sanguinolentas, que se corresponden con una vaginitis o una infección fuerte a nivel vaginal.

Además del dispositivo, también se debe tener en cuenta la duración del tratamiento. Tradicionalmente, se han venido usando protocolos basados en 12 o 14 días, porque comenzaron a hacerse poco después de 1960 y sólo se atendía a los cuerpos lúteos. Se ha comprobado posteriormente, sobre todo en la década de 1990 con la utilización de la ultrasonografía, lo que ocurre dentro del ovario. Por esa razón, se empieza a valorar no sólo el cuerpo lúteo, sino también los folículos. En este caso, en las ovejas hay ondas de crecimiento y las primeras ondas de crecimientos son las más fértiles. Este hecho permite reducir la duración del tratamiento a 5-7 días. La única consideración que debe tenerse en cuenta es que, si se pone la esponja en un animal que tiene un cuerpo lúteo joven, cuando se quite la esponja o el CIDR, el cuerpo lúteo sigue activo, por lo que debe eliminarse. En este caso, se administra la inyección de una dosis de prostaglandina, que es la hormona luteolítica, ya sea en el momento de inserción de la esponja o en el momento de la retirada. La recomendación es la retirada, porque si se hace en la inserción puede haber un cuerpo lúteo joven que todavía no responda a la prostaglandina. La duración del tratamiento no tiene una influencia importante sobre la aparición de la descarga, pero sí en el tipo de descarga, ya que los tratamientos cortos disminuyen muy significativamente la aparición de descargas purulentas o hemorrágicas.

Además, este tipo de tratamientos están relacionados con el pH vaginal. En el caso de las ovejas, está bastante alto, ya que normalmente es del 6,8. En el momento de la retirada de los dispositivos intravaginales, se puede observar que con la esponja de 14 días hace incrementar el pH hasta valores cercanos a 8. A partir de un pH de 8, se considera que se van a tener problemas de infecciones microbianas y alteraciones con crecimientos de bacterias que alteran las condiciones microbiológicas de la vagina. Si se realiza una inseminación intrauterina no afecta directamente, pero si se utiliza inseminación cervical o monta natural, desde 1998 está descrito que se producen alteraciones en la fertilidad. Las principales alteraciones que se han encontrado son los géneros ‘Klebsiella’, ‘Shigella’, ‘Salmonella’ o ‘Staphylococcus’.

EFICIENCIA PRODUCTIVA

Además de las tres condiciones a tener en cuenta en el uso de tratamientos de sincronización (sanidad y bienestar animal; opinión social; seguridad alimentaria) está el aspecto de la eficiencia productiva, que es el que más interesa al ganadero.

La eficiencia productiva se mide a través de la fertilidad, es decir, las gestaciones que se consiguen. Con una comparativa con los rendimientos entre los tratamientos clásicos de 14 días o los tratamientos cortos de 7 días. Se trata de montas controladas en las que se permite una sola monta por el macho. Se detecta a la oveja en celo, se deja montar. Se tiene un aumento del 11% de fertilidad en el caso de los tratamientos cortos. Cuando se observan las características de esos tratamientos, el porcentaje de aparición del celo es bastante similar, así como la prolificidad. Sí que hay un cambio importante en el momento de aparición del celo. Es más tardía en aquellas hembras que fueron tratadas con un ciclo corto. Es un aspecto que debe estudiarse, ya que deben adaptarse los protocolos de inseminación a esa diferencia de aproximadamente 12 o 13 horas, pero una hipótesis es que respondería a la propia dinámica folicular. Cuando se utiliza una esponja o CIDR durante 14 días, los niveles de progesterona van bajando. Llega un momento en el que esos niveles son muy bajos y el folículo no se ve perjudicado. Cuando se retira la esponja, ovula y provoca los síntomas del celo con mucha rapidez. En el otro caso, se cuenta con un folículo que está en crecimiento, por lo que todavía tiene que pasar un tiempo para que desencadene la evolución. La diferencia es que el folículo no está estático, sino que está en crecimiento, por lo que se va a obtener una mayor fertilidad.

En el análisis de la fertilidad tras inseminación artificial con semen congelado por vía cervical, se produce un descenso del rendimiento del 7% en los tratamientos corros, al contrario de lo que ocurría con la monta controlada. Cuando se introduce la utilización de CIDR, se tienen niveles bastante similares de fertilidad en monta controlada o en inseminación artificial por vía cervical con semen congelado.

El veterinario uruguayo Alejo Menchaca, con inseminación cervical sobre 1.750 ovejas, ha observado que los tratamientos cortos aumentan un 6% para llegar al 44% de fertilidad.

Por último, se pueden analizar los datos de rendimiento del manejo reproductivo para sincronización de ciclo e introducción de machos durante 20 o 25 días para aprovechar el primer celo y el de retorno. En el caso del primer celo, los tratamientos cortos dan una fertilidad bastante mejor.

Este hecho se relaciona con la dinámica de crecimiento folicular. Se ha observado el crecimiento de un folículo preovulatorio en la primera onda de crecimiento, es decir, al principio del ciclo sexual, y en la mitad de una fase luteal. Se pone en relación con un tratamiento corto, en el que no ha tenido mucho tiempo de contacto con la progesterona, y con un tratamiento largo, que sufre durante bastante tiempo la influencia de la progesterona. Se observa que el folículo de la parte más temprana del ciclo tiene un mayor tamaño, crece de una forma más lineal y da la idea de que tiene un crecimiento mejor. Sin embargo, se debe estudiar de otra manera la calidad de un folículo, ya sea directamente midiendo niveles de estradiol o indirectamente por ecografía observando cómo afecta al crecimiento del resto de folículos. Si un folículo está sano y está secretando altos niveles de estradiol, será muy fértil, pero además impide que los demás folículos crezcan. No hay demasiada diferencia en la duración del tratamiento si se atiende a la totalidad de los folículos, pero si se observan únicamente los que están en crecimiento y están funcionando, un folículo al principio del ciclo secreta altos niveles de estradiol, ejerce dominio y mata al resto de folículos. En el otro caso, apenas cambian los números sobre la fase luteal. Es un folículo que no tiene altos niveles de estradiol y, en el momento en el que ovule y se realice inseminación o monta controlada, tendrá menos posibilidades de llevar adelante una buena gestación. El ovocito será de mala calidad, por lo que la fertilidad será más baja.

ADMINISTRACIÓN DE ECG

Como se señalaba al principio, en los tratamientos de sincronización del celo, por una parte está el tratamiento progestativo, y por otra parte está la administración de eCG. Durante muchos años, la preocupación del sector está en si se limitaba o no el uso de progestágenos, pero al final los problemas han llegado en la eCG.

La gonadotropina coriónica equina se obtiene del plasma de yeguas gestantes, lo que ha desencadenado un movimiento de opinión social que está totalmente en contra de la producción y uso de esta hormona. Es un movimiento fuerte, que señala que la eCG se produce en granjas de yeguas, en las que están gestantes y se obtiene sangre para sacar la hormona. Por esa razón, se llaman ‘granjas de sangre’. Cuando empezó este movimiento, había granjas que producían esta hormona en Holanda. A día de hoy, la Unión Europea ha prohibido su producción en el territorio comunitario, por lo que estas granjas han desaparecido. En la actualidad, se está estudiando la prohibición de la importación, que se produce en su mayoría en Argentina, Brasil y Uruguay. Si se prohíbe la importación por parte de la UE, tendría unas connotaciones muy importantes en la eficiencia productiva, ya que se tendrían que elaborar protocolos en los que se no se pueda inducir la ovulación ni aumentar la tasa de ovulación.

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