Pilares básicos para el control integral de los problemas por pasteurellas: vacunación y control ambiental de instalaciones

‘ Nutrición y sanidad ’ - 2ª jornada

José Luis Blasco. Técnico veterinario de campo de MSD Animal Health

El Complejo Respiratorio Ovino (CRO) es un síndrome multifactorial en el que, tan importantes son los microorganismos implicados, como los factores predisponentes que se suman favoreciendo la aparición de los procesos respiratorios. Las bacterias generalmente implicadas en el CRO son las que englobamos en el grupo de las “Pasterelas”: (Mannheimia haemolytica, Pasteurella multocida y Bibersteinia trehalosi). Estos gérmenes son ubicuos, es decir, viven habitualmente en las fosas nasales de los animales sanos, tanto en ovejas como en corderos (Gougoulis et al. 2008), donde es el propio sistema inmune del animal el encargado de mantenerlas bajo control.

En los múltiples estudios realizados sobre el CRO se ha podido comprobar que los procesos respiratorios causan importantes pérdidas económicas en las explotaciones de pequeños rumiantes, tanto por las pérdidas directas (visibles), asociadas tanto a los tratamientos como a la mortalidad de animales, como las pérdidas indirectas (invisibles), debidas a retrasos en el crecimiento, peores índices de conversión, decomisos en matadero, etc. (Lacasta, 2006; González, 2016).

Actualmente conocemos cómo las pérdidas económicas debidas al CRO no son sólo causadas por la presencia de los agentes infecciosos habituales, sino que muy frecuentemente, el efecto acumulativo de un conjunto de factores de cría desfavorables juega un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad, y por ende, de los costes asociados a la misma. Dentro de este fondo de saco denominado “factores predisponentes de los procesos respiratorios”, los que cobran una mayor relevancia son los de tipo ambiental, muy ligados a las instalaciones. Los factores ambientales pueden provocaren el animal tanto una bajada de defensas (inmunosupresión) asociada a diferentes causas de estrés (densidad, jerarquía...)como alteraciones en la barrera mucociliar, permitiendo que estas bacterias se multipliquen y colonicen el aparato respiratorio. Como consecuencia de todo ello, son factores de gran relevancia a la hora de provocar en el animal la sintomatología respiratoria y, en ocasiones, incluso su muerte (Ruiz de Arcaute et al., 2009).

En la actualidad muchas naves ovinas se encuentran con una elevada densidad de animales, lo cual hace que el volumen estático de la nave no sea suficiente para los animales alojados. Esa elevada densidad de animales también les provoca un mayor estrés social, a la vez que se produce una mayor carga de patógenos. Por otra parte, nos encontramos en muchas ocasiones con instalaciones con una mala orientación, falta de ventilación, bebederos insuficientes o inadecuados, etc.; ya que fueron construidas sin tener en cuenta factores tan importantes de cara a la ventilación, como son la orientación respecto a los vientos dominantes, o la radiación solar, de especial importancia en el verano. Todo ello desemboca irremediablemente en la aparición de distintas enfermedades; entre las que destacan sin lugar a dudas los procesos respiratorios, tanto en animales adultos como en jóvenes.

En las naves ganaderas con errores de ventilación, es frecuente encontrar una excesiva humedad relativa del aire, una fuerte condensación, presencia de corrientes de aire, etc. Estos fallos en el diseño y en el manejo de las instalaciones, entrañan a menudo los citados problemas sanitarios y a su vez, deterioran incluso a la propia nave. Y es que los animales eliminan constantemente elementos que “ensucian” el aire. El vapor de agua y los gases irritantes (como el amoniaco) presentes en las explotaciones, provienen principalmente de la respiración y de la evaporación de las deyecciones. Por ello, para mantener un ambiente sano en la nave será necesario evacuar estos elementos y, por tanto, renovar el aire. Una adecuada renovación del aire será suficiente para evacuar el vapor de agua y gran parte de los factores de polución (amoniaco, anhídrido carbónico, polvo, agentes infecciosos, etc.), evitando que causen un efecto nocivo sobre la salud de los animales. Por lo general, la presencia de gases debe verificarse tanto en invierno como en verano, sobre todo en naves cerradas y mal ventiladas, a fin de confirmar si contamos con suficiente eliminación de los gases y del vapor de agua.

Para lograr una renovación de aire eficaz en la nave, se requiere una velocidad de aire variable según la estación del año. Así, mientras en invierno necesitaremos una menor velocidad de aire (<0,5 m/s); en verano, una mayor velocidad del aire será un aliado de cara a reducir el estrés térmico que pueden padecer los animales.

Con todos estos antecedentes, el control del CRO necesita que apliquemos un PLAN INTEGRAL que valore y actúe sobre los diferentes factores en su conjunto. De nada nos servirá aplicar el mejor plan vacunal si no mejoramos, cuando sea necesario, las condiciones ambientales de la nave que aloja a los animales.

Dentro de este plan integral de actuación debemos instaurar:

1º PLAN VACUNAL: la vacunación es el método más eficaz de control y prevención del Complejo Respiratorio Ovino (CRO).

2º CONTROL AMBIENTAL DE LAS NAVES: como hemos visto anteriormente, la nave y su ventilación es uno de los principales factores predisponentes y causantes de estrés, lo que podremos evaluar a través de los parámetros ambientales.

Por ello, dentro del Plan Integral de control del CRO se recomienda hacer una auditoría ambiental y un seguimiento de los principales parámetros ambientales de la nave, que nos servirán como indicadores de su ventilación: orientación, dimensionado de las entradas y salidas de aire, temperatura, humedad, gases nocivos (NH3, H2S, CO2, etc.) que nos permita evaluar los riesgos y la importancia de estos factores.

3º BIENESTAR DE LOS ANIMALES: el bienestar de los animales alojados será también fundamental a la hora de minimizar el estrés de los mismos. Por ello, debemos valorar a la vez parámetros o indicadores de bienestar, ya que los animales estresados son animales con un menor rendimiento de su sistema inmune, por lo que serán susceptibles de sufrir un proceso respiratorio, entre otros. Así, indicadores de bienestar animal como los metros de comedero, cantidad de bebederos, tipos de bebederos, densidad de animales, estrés térmico, etc. deberán valorarse dentro del Plan Integral de control del CRO. Cuanto más se alejen los valores reales de los óptimos, mayor será el riesgo de padecer problemas sanitarios, especialmente de tipo respiratorio.

El objetivo del servicio de “AUDITORÍA IRP (Intregal Respiratory Program)”que realizamos desde MSD Animal Health es colaborar con el técnico veterinario y el propietario de la explotación en la identificación de los puntos críticos de la instalación y del manejo de los animales, para aportar recomendaciones y/o medidas correctoras prácticas que ayuden a minimizar los riesgos detectados, aumentando el valor añadido y la eficacia de los productos de la plataforma respiratoria de MSD Animal Health: Heptavac P Plus y Ovipast Plus.