La baja calidad de la lana Merina que fue esquilada en las explotaciones hace unos meses está teniendo su repercusión en la comercialización de la lana que realizan los transformadores y almacenistas durante el otoño y el invierno. Las especiales condiciones meteorológicas que se vivieron en la primavera de 2017, con una ausencia pertinaz de lluvias, provocó esa mala calidad de la lana esquilada hace unos meses en el campo español. Las lluvias de la presente primavera llegaron tarde para esa lana esquilada en 2018, aunque tendrán su repercusión en una mayor calidad en 2019.
“Desde mi experiencia en el sector, nunca había visto una lana Merina de tan baja calidad, por lo que está siendo muy difícil que nos podamos defender en el mercado y la comercialización está siendo bastante complicada”, asegura Marco Antonio Calderón, director de Comercial Ovinos, cooperativa extremeña de ulterior grado que es el principal operador de lana en España.
Esta baja calidad no evitó que los ganaderos de Merina recibieran un alto precio por su lana, como consecuencia de la tendencia de subida de precios que se arrastraba de años anteriores. Así, a pie de campo la lana Merina se llegó a pagar hasta 2,50 euros por kilogramo.
El 90% de la lana producida en España se dedica a la exportación, con China como principal cliente del sector lanero español.
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