Al contrario de lo sugerido hasta ahora en los círculos científicos, la aparición de los abortos en las ovejas no es consecuencia del proceso febril desencadenado por la infección por toxoplasmosis, sino que se debe al desarrollo de trombosis vasculares placentarias en estos animales, según publica La Opinión de Zamora.
Esta es la principal conclusión obtenida por el equipo de investigación de Anatomía Patológica Veterinaria en el que participa el biotecnólogo zamorano Pablo Castaño Labajo, y que está centrado en el estudio de la toxoplasmosis ovina. Se trata de una enfermedad infecto-contagiosa y una de las principales causas de abortos en la especie ovina, además de unas de las enfermedades que más se contagia a humanos, por lo que está considerado un importante problema de salud pública.
Los resultados obtenidos del estudio y el posible tratamiento son de gran importancia para los ganaderos. Estos abortos suponen pérdidas económicas y son, además, difíciles de detectar porque las ovejas no presentan ningún signo clínico más allá del proceso febril que permita prevenirlo. El problema es que los trombos provocan un proceso de anoxia fetal, lo que desencadena fallo reproductivo.
La investigación que actualmente se está llevando a cabo tiene una duración prevista de 4 años y está dirigida por los doctores Valentín Pérez y Julio Benavides.
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