Los gastos en alimentación son el aspecto fundamental en la gestión técnico-económica de una explotación de caprino lechero. De hecho, más de la mitad de los gastos de una ganadería, teniendo en cuenta el coste de producción completo, se van para alimentar a los animales, según muestra la estructura de costes publicada en el último informe sobre caprino de leche de los Estudios de Costes y Rentas de las Explotaciones Agrarias (Ecrea), del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Así, el 55,6% de los costes de una granja de caprino son de alimentación. Sin embargo, hay una gran diferencia en tipos de alimentos, ya que los productores gastan tres veces más en concentrados que en el resto de los nutrientes. Así, según este informe ministerial, el gasto en piensos concentra el 42,4% del coste de producción, mientras que los forrajes y subproductos significan el 12,2% y los pastos, rastrojeras y montaneras son únicamente el 1% de los costes.
La alimentación se incluye dentro del capítulo de costes directos, que significa el 63,4% de los gastos de una explotación y también recoge otros gastos como fertilizantes, suministros, productos zoosanitarios...
Por lo que respecta a las amortizaciones, la mano de obra familiar y los costes de oportunidad del trabajo, el capital y la tierra, que son capítulos que en ocasiones no son considerados por los ganaderos propiamente como costes, suman una cantidad importante del coste de producción, ya que son el 18,5% del total.
El resto de los costes están en los capítulos de maquinaria (6,9%), mano de obra asalariada (4,4%) y costes indirectos (6,8%) que incluyen gastos como cargas sociales, gastos financieros, arrendamientos, contribuciones, impuestos, conservación de edificios...
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