Investigadores españoles han desarrollado un trabajo para estimar el riesgo de introducción de insectos voladores por el viento en un país, identificando áreas y períodos de alto riesgo de incursión de enfermedades transmitidas por vectores. Este riesgo se puede caracterizar por el papel de las temperaturas adecuadas y las corrientes de viento en la supervivencia y los movimientos de los insectos pequeños, respectivamente.
El modelo predice la densidad numérica de los insectos introducidos en el espacio y el tiempo basándose en tres procesos: la advección debida a las corrientes de viento, la deposición en el suelo y la supervivencia debida a las condiciones climáticas.
La ganadería española ha sufrido muchos brotes de fiebre catarral ovina desde 2004 y numerosos expertos señalan que los ‘culicoides’ transportados por el viento de las zonas afectadas en el norte de África son una posible causa. Este trabajo implementa experimentos numéricos que simulan la introducción de ‘Culicoides’ en 2004. El modelo identificó al sur y este de España, particularmente entre junio y noviembre, como el mayor riesgo de introducción de ‘Culicoides’ transportados por el viento, que coincide con los datos de campo sobre brotes de lengua azul en España este año . Esta validación sugiere que este modelo puede ser útil para predecir la introducción de patógenos en el aire de importancia para la productividad animal.
Este estudio está publicado en la revista científica Plos One y cuenta con la autoría de cinco investigadores de la Universidad Complutense de Madrid. Se trata de Eduardo Fernández Carrión, Benjamín Ivorra, Ángel Manuel Ramos, Cecilia Aguilar Vega y José Manuel Sánchez Vizcaíno. Además, también participa Beatriz Martínez López, de la Universidad de California (Estados Unidos).
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