Teresa García-Seco Romero defenderá una tesis doctoral en el Centro Visavet de la Universidad Computense de Madrid con el título de ‘Epidemiología de la fiebre Q en rumiantes domésticos en la zona central de la Península Ibérica ’.
‘Coxiella burnetii’ es el agente etiológico de la fiebre Q, zoonosis que presenta una distribución mundial y cuyo principal reservorio y fuente de infección para el hombre son los rumiantes domésticos. En estos, la principal consecuencia de la infección es el aborto, especialmente en el caso de pequeños rumiantes, estando más asociada a problemas de fertilidad en el bovino. Tradicionalmente se ha considerado que la fiebre Q tenía un impacto menor en la producción animal dada su frecuente presentación en forma de infecciones inaparentes. Sin embargo, a lo largo de los años ha quedado demostrada la capacidad de esta enfermedad para producir importantes brotes clínicos en rumiantes, y de hecho actualmente se considera una de las principales causas de aborto infeccioso en rumiantes domésticos. Los animales infectados excretan un elevado número de bacterias en el momento del parto o del aborto, que contaminan el ambiente y pueden dar lugar a nuevas infecciones de individuos susceptibles. La baja dosis infectiva de ‘C. burnetii’, su gran resistencia ambiental y su capacidad para desplazarse largas distancias con el viento la convierten en un patógeno altamente contagioso y cuya transmisión puede llegar a ser difícil de controlar. La transmisión al hombre se produce principalmente por vía aerógena a través de la inhalación de aerosoles contaminados.
Si bien en humanos la fiebre Q también se caracteriza por dar lugar a un alto porcentaje de infecciones inaparentes (en torno al 60% de los casos), la complicación de determinadas formas clínicas de la enfermedad puede llegar a producir la muerte. Además, su carácter crónico también puede dar lugar a cuadros clínicos altamente invalidantes. Todo ello, junto con el incremento del número de casos comunicados en la última década, tanto esporádicos como incluidos en amplios brotes que han llegado a afectar a miles de personas (normalmente asociados a rumiantes domésticos), ha puesto de manifiesto las importantes consecuencias que esta enfermedad tradicionalmente desatendida puede llegar a tener en salud pública.
Por todo ello, en los últimos años se ha incrementado el interés por el estudio de los distintos aspectos de esta enfermedad, promoviéndose la investigación y la vigilancia de la misma por parte de administraciones públicas y diversos organismos internacionales. Sin embargo, a pesar de que actualmente la fiebre Q es una enfermedad de declaración obligatoria tanto en animales como en el hombre en un gran número de países, no está sometida a planes de monitorización oficiales en la mayoría de ellos. Esto hace que la situación de la enfermedad en rumiantes domésticos no se conozca con precisión en muchas regiones, y que su prevalencia se considere en general subestimada. Además, siguen existiendo aún aspectos de su epidemiología que no están plenamente caracterizados.
En el caso de España, existen regiones endémicas como el País Vasco o Canarias en las que se han detectado numerosos casos e incluso brotes humanos en las últimas décadas, que han propiciado el estudio de la fiebre Q en los rumiantes domésticos en las mismas. Sin embargo, en muchas otras zonas del país la información sobre la situación de la cabaña ganadera respecto a esta enfermedad es escasa o incluso inexistente, a pesar de que se han detectado casos humanos en todo el territorio español. En este contexto, el presente trabajo tiene como objetivo determinar la situación epidemiológica de la fiebre Q en rumiantes domésticos en la zona de la meseta central - en concreto las comunidades autónomas de Castilla y León y Madrid - región de alta producción ganadera, pero en la que la información disponible sobre la enfermedad es prácticamente inexistente.
Los resultados ponen de manifiesto la amplia exposición a ‘C. burnetii’ en las especies de rumiantes domésticos estudiadas tanto en Castilla y León como en la Comunidad de Madrid, así como la influencia de factores espaciales en la distribución de los casos en menor o mayor grado dependiendo del estudio y de la región, siendo esta influencia mucho más marcada en Castilla y León. Esta información, junto con la referente a los factores de riesgo identificados, compartidos hasta cierto punto en aquellos evaluados en más de un estudio, podría ser de utilidad a la hora de diseñar planes de vigilancia de la enfermedad en las zonas de estudio con el fin de evitar un aumento de los niveles de prevalencia, así como, llegado el caso, para el correcto diseño de planes de control de brotes si estos tuvieran lugar.
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