La globalización mundial es la característica que mejor define la actualidad mundial y que mayores transformaciones ha alentado en el orden internacional desde mediados del siglo XX. Es una imparable fuerza de cambio que se manifiesta en todos los aspectos de la vida pero de forma más evidente en la creciente internacionalización e integración económica. Cuestión sobre la que gravita todo lo relacionado con el comercio exterior. Sin embargo, la globalización entendida como un proceso en que mercados, normas legales y políticas están desnacionalizadas para tender a la interrelación de poblaciones e individuos por un (supuesto) bien común, está erosionando la distinción tradicional entre asuntos internos y exteriores. Para todos los sectores que participan en la agroalimentación, la tendencia de los mercados nacionales hacia la internacionalización, es una fuente de flexibilidad y de una mayor diversidad de opciones.
De esta premisa parte la tesis doctoral titulada ‘La inspección veterinaria en frontera: implicaciones y responsabilidades legales del veterinario oficial en frontera’, presentada ante la Universidad Complutense de Madrid por Ana María López Rodríguez.
Así, se impone pues la necesidad de la elaboración de normas internacionales, nacionales y regionales que garanticen la seguridad y la protección de la salud pública, de la sanidad animal y del medio ambiente, pero que no supongan obstáculos innecesarios al comercio de animales y de sus productos y que no dejen fuera a los países en vías de desarrollo. Las diferentes administraciones nacionales y órganos supranacionales empezaron, ya alcanzado el siglo XX, a reconocer la importancia y necesidad de la inspección veterinaria sobre animales y sus producciones a lo largo de toda la cadena alimentaria y particularmente, en frontera. Pero las crisis sanitarias y alimentarias acaecidas en Europa en los años 90 pusieron de manifiesto la carencia legislativa en este ámbito y la desprotección de los consumidores, quienes a su vez, se volvían más exigentes y desconfiados respecto a las políticas alimentarias que hasta entonces se habían llevado a cabo.
A día de hoy, la UE es el primer importador de productos agroalimentarios del mundo. Lo que supone enfrentarse de forma constate a una exposición de riesgos sanitarios. A estos retos, hay que sumarle las enfermedades emergentes y el cambio climático. En su conjunto, dar una respuesta normativa a este gran desafío sanitario, sólo es posible a través de la observación de las múltiples situaciones que se dan los Puntos de Inspección en frontera (PIF) y las actuaciones veterinarias que en ellos se llevan a cabo. Lo que no tiene porque pasar necesariamente por el incremento desmesurado de normas al respecto, sino más bien por la racionalización de elementos actuales, basada en la transparencia y la colaboración entre todas las partes integrantes de la cadena alimentaria, cuya piedra angular es la inspección veterinaria en frontera.
Documento completo:
Oviespaña, noticias diarias sobre el mercado nacional e internacional del ovino, investigación ganadera, alimentación y sistemas de manejo.