El plan de control de la agalaxia contagiosa puesto en marcha por la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, con el objetivo de limitar los efectos de esta patología en la comunidad autónoma con un mayor censo de ovejas lecheras en España, no es casualidad. Investigados a conciencia sus efectos sobre el ganado caprino, fundamentalmente por el Grupo de Sanidad de Rumiantes de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, el sector comienza a concienciarse de la importancia que también tienen en ovino, debido a sus importantes repercusiones económicas.
Christian de la Fe, profesor de la Universidad de Murcia y miembro del citado Grupo de Sanidad de Rumiantes, señaló en una reciente intervención en el curso de formación de la raza Assaf que en la agalaxia contagiosa en ovino únicamente participa un tipo de ‘mycoplasma’, el ‘agalactiae’, lo que favorece su control en comparación con lo que ocurre en caprino.
La enfermedad puede presentarse en brotes o con rebaños crónicos, que es la situación más habitual en un rebaño y la más peligrosa, que su principal consecuencia es la reducción en la producción de leche. Una de sus complejidades es que la vacunación no evita la infección y que hay que prestar igual atención a los machos que a las hembras, ya que también participan en el proceso de transmisión del ‘mycoplasma’.
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