La trashumancia, santo y seña de la comarca soriana de Tierras Altas y movimiento económico que vertebró España durante siglos, ha iniciado en Soria su transformación como producto turístico, la mejor fórmula para conseguir su supervivencia como legado etnográfico y cultural.
Once personas, procedentes de diferentes puntos de España -País Vasco, Madrid, Navarra- han estrenado este producto turístico, impulsado por la Mancomunidad Tierras Altas de Soria, en el que tendrán la oportunidad de acompañar hasta el próximo sábado la conducción de mil cabezas de ganado ovino, procedente de Trujillo (Cáceres), hasta Tierras Altas de Soria.
La gerente de la agencia comercializadora de este producto -Rural Vacaciones-, Ana Romero, ha mostrado su satisfacción por la respuesta obtenida, a pesar de que la campaña publicitaria se ha reducido a la última semana. Romero ya está dándole vueltas a una idea para impulsar este producto turístico para el próximo año, aprovechando las antiguas cañadas reales que cruzan toda la Península.
Por su parte, Javier Sánchez, uno de los impulsores de una ruta de la lana en España y coordinador un portal web de rutas turístico-temáticas -Turinea-, es una de las personas que recreará estos días el oficio de pastor trashumante por la Cañada Real Soriana Oriental, desde Soria hasta Oncala. En su opinión, la trashumancia se acaba como oficio pero puede convertirse en una actividad alternativa, porque hay personas con ganas de vivir esta experiencia.
La iniciativa de vivir el oficio de pastor y lo que significa la trashumancia ha sido impulsada por quinto año consecutivo por la Mancomunidad de Tierras Altas, comarca soriana que agrupa hoy a 1.600 habitantes repartidos en dieciséis núcleos de población -con menos de 2 habitantes por kilómetro cuadrado- y que vivió con el Concejo de la Mesta su momento de mayor esplendor económico.
Desde su experiencia, José María Pérez, de Navabellida, barrio de Oncala, uno de los dos pastores trashumantes que quedan en Tierras Altas de Soria y del centenar que existen en España, ha reconocido que se trata de un oficio que está amenazado de desaparición a la vuelta de unos años. Pérez, que realizó su primer viaje con ganado trashumante con catorce años, ha recordado que su padre andaba cuarenta días para trasladar a pie el ganado desde Soria hasta Cáceres o Andalucia. “La gente joven no quiere dedicarse a esto y la gente mayor se va jubilando”, ha referido.
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