El Colegio de Veterinarios de Santa Cruz de Tenerife ha recordado que el cáncer también puede afectar a los animales y ha detallado que la oncología veterinaria es una de las especialidades con mayor desarrollo ante la demanda por parte de los propietarios de las mascotas.
El origen de esta enfermedad es el mismo en seres humanos y animales y el nivel de supervivencia es cada vez mayor, además de que los tratamientos son cada vez menos agresivos en lo que a calidad de vida se refiere, indica en un comunicado María Luisa Fernández, presidenta del Colegio de Veterinarios de Tenerife.
Al igual que con las personas, el cáncer puede aparecer a cualquier edad en los animales, la proporción de enfermos es similar a la que se da en humanos y es la causa del fallecimiento de casi la mitad de las mascotas de más de 10 años, una edad que supera buena parte de la población canina y gracias a la salud preventiva, las vacunaciones y los cuidados, añade.
En el caso de las mascotas hay diferentes tipos de cáncer:,desde los cutáneos a los linfomas, pasando por los tumores de mama, sarcomas de tejidos blandos, tumores óseos, tumores testiculares, entre otros.
En cualquier caso "el diagnóstico de cáncer no implica que debamos arrojar la toalla porque también para las mascotas ha avanzado la investigación médica y existen muchas posibilidades de supervivencia en óptimas condiciones", precisa la especialista.
Los veterinarios apuntan que la situación de las mascotas ha cambiado significativamente a nivel social y sus familias están dispuestas a afrontar los gastos veterinarios que se derivan del tratamiento médico que necesitan para su curación o para proporcionarle la mejor calidad de vida posible.
"Tenemos tratamientos muy novedosos que permiten curar buena parte de los cánceres pero es verdad que tienen un coste económico y en ocasiones son difíciles de conseguir por las dinámicas de distribución y autorización", precisa María Luisa Fernández.
Explica también que para saber si la mascota tiene cáncer hay que vigilar si aparece una protuberancia, un bulto, una herida que no cicatriza, cualquier tipo de hinchazón o sangrado anormal, y otros indicios como cambios a la hora de comer, beber, orinar, defecar, dormir y también alteraciones de carácter como estar irritable.
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