Mil doscientas ovejas cruzan Soria camino de Tierras Altas

FOTOS: EL MIRÓN DE SORIA

Un rebaño de mil doscientas ovejas, procedente de Trujillo (Cáceres), ha cruzado esta mañana el centro de Soria camino de Tierras Altas, en un recorrido en el que se dan la mano la reivindicación de un oficio tradicional en esta zona y un producto turístico que permite revivir su esencia.
Medio centenar de turistas, procedentes de Sevilla, Madrid, Barcelona, Alicante, Zamora, Valencia y Segovia, entre otros lugares, seguirán hasta el domingo los pasos del ganado ovino hasta Oncala, pueblo merinero por excelencia en la comarca de Tierras Altas sorianas.
De esta forma conocerán de primera mano lo que significa este duro oficio que camina hacia su extinción por falta de relevo generacional.
Arrear al rebaño, guiarlo por los senderos, pernoctar en tiendas de campaña junto al ganado y comer con el pastor las delicias gastronómicas de la zona son algunas de las actividades que podrán realizar durante el recorrido por la Cañada Soriana Oriental, tras iniciar el camino a primera hora de hoy en la estación de El Cañuelo y atravesar la ciudad de Soria.
La Mancomunidad de Tierras Altas es la organizadora de este evento turístico-cultural por noveno año consecutivo.
La técnico de Empleo y Desarrollo Local de la misma, Raquel Soria, ha explicado a EFE que el objetivo es poner en valor la esencia de Tierras Altas, una zona que no se entiende sin la trashumancia y el peso que tuvo el ganado merino, y facilitar a los turistas que conozcan a los últimos pastores trashumantes.
"A la gente le gusta mucho el cordero y que sea bueno y ecológico, pero para que exista en la mesa alguien tiene que dedicarse a criarlo", ha señalado.
Además ha reclamado hacer rentable este viejo oficio, que obliga a los ganaderos a trabajar los 365 días del año.
José María Pérez, pastor trashumante de Navabellida, ha declarado a EFE que este oficio "se está acabando, ya que sólo existen dos ganaderos en Soria que se dediquen a ello".
"Es cuestión de mamarlo. Ha cambiado mucho desde que empecé a bajar a Extremadura a hoy. Mi padre bajaba a la zona de Córdoba y hasta enero no podían entrar en la finca", ha relatado.
Pérez ha recordado que antes se dormía al raso y si llovía se pasaban la noche "sentados en una piedra con el capote, aguantando".
Además ha mostrado su añoranza sobre la fuerza que tuvo el movimiento trashumante en Soria, ya que en el siglo XIX "bajaban" cerca de un millón de ovejas de la provincia a Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, y el último año que los ganados merinos cruzaron las calles de Soria fue en 1994.
Carmen Domínguez, de Barcelona, es una de las turistas que participa en estas jornadas de la trashumancia, una experiencia que, sirve para conocer de "una manera diferente" a Soria.
En Oncala se organizará el domingo la fiesta de la trashumancia con la recreación del viejo oficio de pastor, desde el conteo y separación del ganado hasta la degustación de migas pastoriles, pasando por una exhibición del hilado de la lana o un campeonato de esquileo.
En los siglos XVI, XVII y XVIII Soria era una potencia internacional en producción de lana (finas, entrefinas y bastas) y su lavado, pero a mediados del siglo XIX comenzó la decadencia de esta industrial, al aparecer el algodón y desaparecer el Concejo de la Mesta y con ella los privilegios ganaderos.
Inicialmente, la trashumancia fue lateral, hacia las orillas más abrigadas, en el invierno, en el Ebro; y más tarde, conforme la reconquista española avanzó, hacia las zonas templadas del Guadalquivir y a la Extremadura.
En época del Conde de Campomanes, cuando se disolvió el Honrado Concejo -en el siglo XVIII-, la provincia de Soria superaba las 673.000 cabezas de ganado ovino, de las que 273.000 eran trashumantes, y sumaba un mínimo de 1.200 kilómetros de cañadas y cordeles (vías de 90 y 45 varas de anchura, respectivamente).