La resistencia a los antibióticos es un grave problema de salud pública que pone en peligro el tratamiento de infecciones causadas por diferentes especies de microorganismos, incluidas muchas bacterias oportunistas. En el ámbito clínico hay mecanismos de resistencia que preocupan a la comunidad científica y a las autoridades sanitarias, como es el caso de las betalactamasas de espectro extendido (BLEE) y las betalactamasas de tipo AmpC de codificación plasmídica (pAmpC) en enterobacterias, o el caso de las carbapenemasas y de la resistencia plasmídica a la colistina en enterobacterias o en bacilos gramnegativos no fermentadores (BGNNF), o los casos de Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) y de Enterococcus con resistencia adquirida a la vancomicina (ERV), entre otros.
En las últimas décadas, existe una gran preocupación ante el riesgo de diseminación de microorganismos resistentes a diferentes familias de antibióticos a través de la cadena alimentaria y sus potenciales efectos para la salud humana. Esta preocupación empezó alrededor de 1990 cuando se describieron los primeros ERV con el genotipo vanA y ha aumentado en los últimos 25 años, especialmente por la emergencia y diseminación de ciertos mecanismos de resistencia en animales, alimentos y medioambiente, como es el caso de las BLEEs, pAmpC, arbapenemasas, y de ciertas líneas genéticas de SARM, entre otros.
Varios investigadores del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (Visavet), de la Universidad Complutense de Madrid, publicarán un artículo en la revista ‘Procedimientos’ en el que se hará referencia especialmente a estos mecanismos de resistencia y grupos de microorganismos. El artículo está firmado por T.M. Coque González, L. López Cerezo, M.A. Moreno y C. Torres Manrique.
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