La difusión de una fotografía curiosa o escandalosa, según se mire, con un etiquetado producto de un error humano y un deficiente sistema informático de Alcampo, llegó a proporciones inmensas gracias a las redes y sobre todo los Whatsapp.
Curiosos bien intencionados, amigos que nos alertaban y enemigos o anti carne, anti IGP, anti gran distribución y otros “anti”, generaros la onda expansiva del tsunami.
A los “anti” los respetamos porque siempre hay motivos para ser anti algo. A los amigos y bienintencionados les agradecemos su alerta.
Sería bueno que esta aguja en el pajar de los problemas, sirviese para concienciar a todos de la necesidad de una identificación correcta del origen de los alimentos, la fecha de sacrificio y caducidad y otras cualidades que un día llegarán (ej.: grasas saturadas).
Desde noviembre a enero han entrado en España cientos de miles de lechales procedentes de Francia, Grecia e Italia sin que las grandes cadenas que las han vendido con grandes atractivos como ofertas, hayan identificado su origen.
Al ponerse a la venta muchos de ellos llevan varios días o más desde el sacrificio tras viajar miles de kilómetros.
Se consumieron, normalmente, pasados de fecha (más de 5 días ya pierde el sabor genuino), han generado gran cantidad de emisiones en el transporte y machacan al productor local con precios y márgenes bajos a modo de gancho comercial.
Por ello pongamos el dedo en la llaga y pidamos todos: productores, detallistas y consumidores que la administración pública haga cumplir la ley de etiquetado de origen obligatorio.
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