Es necesario definir sistemas de producción de referencia para el ovino porque hasta ahora cada cual hace las cosas "a su manera"

III SIMPOSIO MSD ANIMAL HEALTH

de Gestión Integral para Pequeños Rumiantes

■■■ UNA COSA ES RECOGER DATOS Y OTRA DISTINTA ES ANALIZARLOS Y PONERLOS EN RELACIÓN CON LOS RESULTADOS, QUE SERÍA LA VERDADERA GESTIÓN INTEGRAL

■ ¿QUÉ ES GESTIÓN INTEGRAL EN OVINO?

Para hablar de gestión y que nos entendamos entre nosotros y con nuestros clientes, lo primero sería ponernos de acuerdo en qué es a lo que llamamos gestión, porque el término se utiliza a veces de forma impropia: una cosa es recoger datos en una explotación, y otra bien distinta es analizarlos y ponerlos en relación con los resultados que se obtienen, afirmaba RAÚL GONZÁLEZ, responsable del grupo Gestión de Ovino, en el comienzo de su intervención ante los participantes del III SIMPOSIO MSD ANIMAL HEALTH de Gestión Integral de Pequeños Rumiantes. “Nosotros -puntualizó- estamos trabajando con 86 explotaciones, de las que en 23 hacemos ese trabajo de análisis, planificación y ejecución de negocio, que es lo que se podría denominar realmente ‘gestión’. Son un grupo que abarca unas 26.000 cabezas de ganado con 7.000 corderas de reposición y la producción estimada para este año rondará los 10 millones de litros de leche.

Y una vez concretada esa idea inicial, somos conscientes también de que la gestión en el ovino tiene otras dificultades de partida que convendría ir solventando para hacerla más efectiva, porque los sistemas productivos que vemos en el campo se adaptan a las necesidades económicas de cada granja, a las posibilidades de sus instalaciones o al manejo del ganadero, pero no siguen ningún modelo de referencia contrastado, porque no lo hay. Probablemente, haya tantos sistemas de manejo en ovino de leche como ganaderos en activo; pero estructurados, planificados y puestos por escrito, creo que no existe ninguno. Eso supone que faltan modelos de los que partir como referencia, y que los técnicos no hemos sido capaces hasta ahora de ponernos de acuerdo para definir ninguno, lo que complica cualquier gestión.

■ NO SE GESTIONAN ANIMALES, SINO UN NEGOCIO

En cualquier caso, y sin dejar de lado el inconveniente que pueda suponer esa falta de un modelo de referencia, lo importante para hacer bien la gestión es llegar a tener una visión de conjunto y ser capaces de trasladársela al ganadero.

Hemos oído hablar mucho de gestión de los animales, de los lotes, de la producción..., pero no he oído apenas mencionar la gestión del negocio, de la globalidad de la granja, y ahí es donde está la clave, aseguró Raúl González. Y, si bien es comprensible que los técnicos tendamos a enfocar esa gestión en función de nuestra formación, como veterinarios, como nutricionistas o como economistas, nos equivocaremos si no tenemos clara una visión de conjunto, en la que se buscara el apoyo de los expertos necesarios para actuar en cualquier área concreta, pero después habrá que evaluar cuáles han sido sus efectos.

Es poco habitual, por ejemplo, controlar y analizar los resultados que se obtienen de las medidas sanitarias que se han puesto en marcha, y no se valoran en general las repercusiones económicas que tiene el trabajo que se ha realizado y las pérdidas que pueden haberse evitado con las decisiones que se toman. Algo que si se hiciera ayudaría muchas veces a revalorizar nuestro trabajo, porque el ganadero está acostumbrado a que llamar al veterinario sea igual que cerrar el interruptor de la enfermedad: se ponen en marcha las medidas y se acaban los problemas.

Y lo mismo ocurre con el manejo y con la organización de la reproducción... Se habla mucho de optimizar lotes, de organizar cubriciones, de gestionar machos, o de planificar inseminaciones... Pero es mucho menos frecuente que se haga después un seguimiento de los resultados de la reposición, para saber si se está haciendo bien el proceso y si los efectos son positivos.

Sin embargo, la realidad es que al final, más allá de la alimentación, de la sanidad, de la genética o del manejo, lo que queda en la cabeza del ganadero como última impresión es la marcha económica de la granja. Teóricamente, si se sabe organizar la nutrición, la sanidad, el manejo o la genética, los resultados económicos deberían ser positivos; pero eso no siempre es así, porque la gestión es algo más. Y en ese algo más está el saber controlar correctamente aspectos como los activos, los costes variables, los costes fijos, los flujos de caja... Porque parecen cuestiones que nos quedan lejos, pero si no se gestionan con una perspectiva de conjunto pueden tener consecuencias económicas muy serias en la explotación.

El problema con que se encuentran muchos gestores -añadió-, es que no marcan los objetivos a los que se quiere llegar, ni planifican las estrategias para alcanzarlos.

Lo más habitual es que se tomen uno o dos índices de referencia y que éstos sirvan como reflejo para evaluar la marcha de la granja, y eso no es suficiente: El más utilizado suele ser el índice de producción de leche, porque se cree que es el que más condiciona el beneficio final; pero lo cierto es que se han contabilizado hasta 17 factores en una granja que permiten ganar más dinero que con el incremento productivo.

■ DIRIGIR Y GANARSE LA CONFIANZA

Normalmente, los técnicos de ovino de leche administran y planifican, pero el propietario quiere dirigir el negocio y tomar las decisiones importantes, algo que la habilidad del propio técnico deberá saber encauzar de forma que evite choques de criterio o decisiones incorrectas. Para ello será importante que presente balances positivos, porque solo así el ganadero va a seguir confiando en sus opiniones. Y será también muy importante que le enseñe a diferenciar entre lo que produce la granja y lo que el propietario debe cobrar, ‘obligándoles’ a separar el negocio de su economía individual.

Por eso, si se quiere que el ganadero confíe y que la gestión dé resultados, es necesario empezar a realizar análisis de viabilidad del negocio, medir su capacidad de generación de beneficios, adecuar sus necesidades de infraestructuras y realizar los ajustes necesarios en el sistema productivo, o valorar las capacidades del personal... Y en base a todo ello, deberán tomar las decisiones de campaña, haciendo previsión de compras y planificación de producciones en función de precios y de mercados. Y tendrá que ser también capaz de estimar las posibilidades futuras del negocio teniendo en cuenta esos datos actuales: Esa la clave de la gestión. Si no se tiene un plan de acción para prever el futuro, es complicado abordar cualquier actividad con mínimas garantías de éxito: Se debe poder prever a cinco años cuál va a ser la producción, los gastos de alimentación, los gastos en genética...

■ CONCLUSIONES

A modo de resumen, el ponente señaló que para que la gestión integral de una granja de ovino funciones, deberán tenerse en cuenta los siguientes aspectos:

- Conocimiento y control absoluto del negocio. El ganadero no quiere hacer gestión, sino que confía en el técnico, pero si el técnico no es capaz de demostrar que domina el negocio es complicado que el ganadero confíe y ponga en sus manos la granja. Una explotación media de 500 o 600 ovejas de raza Assaf en Castilla y León tiene una facturación anual media de 300.000 a 400.000 euros. Y un negocio de esas características no se deja en manos de una persona que no demuestre que está preparada.

- Posicionamiento claro del producto-servicio en el mercado objetivo. El técnico debe fijar su cliente objetivo y tener un posicionamiento en precio, servicio, calidad, gestión... Se debe definir de una forma adecuada, porque en el sector de los técnicos hay una gran competencia.

- Dominio y visión global del negocio del cliente. Se debe tener una idea clara de los objetivos y de la situación que va a tener esa explotación dentro de cinco años.

- El negocio debe estar enfocado a conseguir buenos resultados económicos.