Jaume Bernis
Responsable de sectores ganaderos de la Comisión Ejecutiva de COAG y consejero del CESE en Bruselas
17/09/2025Como todo sector productivo, la ganadería genera emisiones de gases de efecto invernadero (en torno al 8% según la Comisión Europea) y toneladas de deyecciones animales. Durante años esto fue visto sólo como un problema. Sin embargo, gran parte de estos residuos se reincorporan a la tierra como fertilizantes orgánicos, cerrando el ciclo de la bioeconomía circular.
En los últimos años el sector ha dado un paso más: los estiércoles y purines se están utilizando en plantas de compostaje, desnitrificación, biogás y biometano. De este modo, lo que antes era un residuo difícil de gestionar se convierte en energía, calor o gas renovable, y en fertilizantes sostenibles que sustituyen a los minerales.
Alemania y Dinamarca llevan más de 20 años apostando por el biogás, integrando su uso en granjas, aeropuertos e industrias locales. España intentó dar ese salto en 2007, pero los proyectos quedaron a medias. Hoy tenemos una nueva oportunidad que no podemos dejar escapar.
Eso sí, para que funcione, es imprescindible:
La ganadería española ya no sólo produce carne de calidad bajo los más altos estándares europeos; también está llamada a ser protagonista en la producción de energía renovable y fertilizantes sostenibles. El reto es claro: pasar de residuos que generan conflicto a recursos que impulsan una nueva economía.
Si queremos mantener la vitalidad de nuestros pueblos, la competitividad del sector agroalimentario y el liderazgo en la bioeconomía circular, necesitamos apostar sin titubeos por el biogás y el biometano. El futuro de la ganadería está en transformar cada dificultad en una oportunidad.
No dejemos que esta ocasión se pierda.
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