Entrevista a Raúl Martínez, técnico de Rumiantes de Laboratorios Syva

El virus de la lengua azul es una enfermedad ya conocida en el sector ovino de España, debido a sus importantes consecuencias productivas y económicas en los rebaños en los que han estados presentes sus diferentes serotipos a lo largo de los últimos años. La vacunación continúa siendo la herramienta más eficaz en la lucha contra el virus para reducir sus efectos.

Raúl Martínez.

En la península ibérica hemos estado luchando frente a la lengua azul desde los últimos veinte años, debido sobre todo a nuestra situación geográfica y las condiciones climáticas favorables para la presencia de los vectores de la enfermedad. Los serotipos que han sido detectados a lo largo de estas dos décadas son el VLA-1, VLA-4 y VLA-8. A estos tres serotipos tenemos que añadir la presencia en 2024 del VLA-3, muy virulento, y diagnosticado por primera vez en Países bajos en 2023. Durante el pasado año 2024, buena parte del territorio peninsular y las islas baleares habían declarado focos de lengua azul (más de 2.000 focos) destacando Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Islas Baleares y Cataluña. A nivel clínico, los mayores brotes en ganado ovino han sido vinculados al VLA-3 en Extremadura y Andalucía mientras que el VLA-1 generó problemas importantes sobre todo en Extremadura. En cuanto al VLA-8, la clínica se observó en la zona noreste: Cataluña e Islas Baleares.

Quizá el momento clave para Europa ha sido la irrupción del VLA-3 en Países Bajos en otoño de 2023, y que durante la temporada de 2024 se ha extendido por buena parte del continente, incluyendo zonas tan septentrionales como Dinamarca, Suecia, Reino Unido o Polonia. El otoño pasado surgió un nuevo serotipo de lengua azul en Países Bajos denominado VLA-12, tras analizar casos de animales vacunados frente a BTV-3 con síntomas de lengua azul. Hasta la fecha apenas se han detectado focos relacionados con este serotipo, si bien se ha detectado también en Reino Unido. Al igual que VLA-3, no hay trazabilidad evidente para este nuevo serotipo, por tanto, sólo existen hipótesis acerca de las causas de su aparición, como por ejemplo la entrada de culicoides infectados de otras regiones del mundo a través de importación de productos biológicos como plantas. Analizando la situación en perspectiva, parece evidente que hoy nos encontramos en un nuevo escenario epidemiológico respecto a las enfermedades víricas vectoriales que afectan a los rumiantes, en concreto, los orbivirus.

En mi opinión, las consecuencias en el sector ovino de esta decisión, las veremos sobre todo a partir del otoño de 2025 y en las temporadas sucesivas. Teniendo en cuenta la agresividad de los serotipos VLA-3, VLA-1, y VLA-8, es posible que se observe un repunte en el número de focos detectados. En cuanto a la adaptación a esta nueva situación, diría que los veterinarios de campo son la pieza clave en la lucha contra la enfermedad, y por tanto serán los que piloten esta ‘adaptación’, no solo en España, sino en toda Europa. En general, en nuestro país existe una buena concienciación en la lucha frente a la lengua azul, por lo que pensamos que la cobertura vacunal será elevada, en cualquier caso.

La vacunación, especialmente en el ganado ovino, ha sido la herramienta clave para el control de la lengua azul en nuestro país junto con la restricción de movimientos. Gracias a las vacunas, se consiguió el status de erradicación del serotipo 1 en 2002, el serotipo 4 en 2009 y 2023 (Baleares), y el serotipo 8 en 2013 y 2020. Por tanto, se trata sin duda de la medida más económica y eficaz para prevenir la propagación de la infección por el virus de la lengua azul y sus consecuencias. Existen multitud de trabajos publicados que demuestran y confirman claramente el beneficio de la vacunación al reducir el impacto económico del tratamiento, las pérdidas de producción y lógicamente, el beneficio indirecto del comercio de animales vivos vacunados. (Spedicato et al., 2017; Zientara y Sánchez-Vizcaíno, 2013; Cargnel et al. 2019).

Las consecuencias de la infección del VLA en un rebaño ovino van a depender, por un lado, del serotipo implicado, ya que las pérdidas son diferentes si hablamos de un brote epidémico o si se trata de una situación endémica; por ejemplo, la virulencia del VLA-3 es muy elevada con ratios de mortalidad muy altos. La viremia activa se puede alargar hasta más de 28 días en ovino, por lo que las consecuencias clínicas son graves, con repercusión en todos los parámetros productivos: abortos, tasas de crecimiento, fertilidad, producción láctea… Por otro lado, como cualquier otra enfermedad infecciosa, tanto el manejo como el estado sanitario previo de la explotación van a condicionar la repercusión productiva de un brote de VLA. A lo largo de estos últimos veinte años, se han publicado varios estudios relacionados con el impacto económico de la lengua azul, sobre todo tras el brote de VLA-8 en 2006-2007 (Jenthmann et al, 2020). En el caso del ganado ovino (ovino de carne) se calculó un coste por reproductora de 74 euros. Hemos de tener en cuenta que la actual cepa de VLA-8 que circula en Europa es más agresiva, por lo que el impacto sería aún mayor.