Las sesiones presenciales del FORO OVINO arrancaron con una mesa redonda en la que se analizaron las nuevas exigencias de la normativa sanitaria para las explotaciones ganaderas. Intervinieron Gema López Orozco, jefa del Área de Higiene de la Producción Primaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA); José Antonio Santamarta, presidente de la Asociación Nacional de Criadores de la raza Ovina Assaf (Assafe); y Francisco Martínez Sanmiguel, presidente de la Asociación de Veterinarios de Ovino y Caprino de Castilla y León (Avoccyl); con la moderación de Víctor Molano, coordinador editorial de las revistas ganaderas de Interempresas.
El anterior decreto que regulaba el veterinario de explotación se derogó, debido a las protestas de los ganaderos. Sin embargo, persisten en la normativa comunitaria una serie de obligaciones de los titulares de explotaciones como productores de alimentos, en temas de seguridad alimentaria, sanidad animal y salud pública. Una de esas obligaciones son las visitas zoosanitarias, que están reguladas en el RD 346/2025. Todas las explotaciones, excepto las de autoconsumo de pequeño tamaño tienen que recibir esas visitas, cuya frecuencia dependerá del riesgo sanitario de la explotación. Esa visita zoosanitaria debe realizarla un veterinario, que puede ser de una empresa, de una ADS, de una cooperativa… La figura del veterinario de explotación ya no es obligatoria, sino que es voluntaria y debe comunicarse a REGA. Para ser veterinario de explotación, debe visitar regularmente la explotación, conocerla y asesorar de forma continuada al titular. Las explotaciones con riesgo muy alto tendrán una visita cada tres meses, las que tengan un riesgo alto será cada seis meses, las de riesgo medio serán cada doce meses, las de riesgo bajo cada año y medio, y las de riesgo muy bajo se determinará por la autoridad competente.
La normativa del veterinario de explotación está íntimamente ligado a la normativa de uso sostenible de antibióticos. En función de las comunicaciones a Presvet, se calcula el consumo trimestral de cada explotación, el consumo habitual (la media de todo un año) y el indicador de referencia (el consumo del uso de antibióticos a nivel nacional de una especie y una clasificación zootécnica). En base a la comparación entre el consumo de cada granja y el indicador de referencia, se hacen unos rangos de consumo. Si está un 10% por encima de la media, no hay que tomar medidas. Entre el 10% y el 50% por encima de la media, el veterinario debe reflejar el consumo y aplicar una serie de medidas para bajar el consumo. Si está entre el 50% y el 100% por encima de la media, también se tienen que tomar medidas, que quedarán reflejadas en el informe de la visita a disposición de la autoridad competente. Si se duplica el indicador de referencia, las medidas deben aplicarse y la autoridad competente puede tomar otra serie de medidas, como es la inmovilización, hacer medidas correctoras… Esas explotaciones que dupliquen o más el indicador de referencia se considerarán de riesgo muy alto, por lo que deberán tener una visita zoosanitaria cada tres meses. Si la visita la hace un veterinario de explotación, esas granjas tendrán una serie de ventajas que aún no están definidas. Entre el 50% y el 100% por encima de la media en un año, se consideran de riesgo alto, con una visita cada seis meses. Según la última reunión entre el Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas, el resto de explotaciones tendrá un riesgo medio, que significa una visita cada doce meses. Las que tengan veterinario de explotación, ya que se consideran que tiene un asesoramiento más continuo, probablemente se bajará a un riesgo bajo, a criterio de la autoridad competente.
Después de las visitas zoosanitarias, tendrán que realizarse un informe por parte del veterinario para que pueda haber un control de las actuaciones que se están realizando.
Tener un veterinario de explotación tendrá una serie de ventajas. Para que un veterinario pueda prescribir, debe haber un examen clínico de los animales, pero si la explotación tiene dado de alta en el REGA a un veterinario de explotación, no es necesario ese examen clínico, ya que conoce los antecedentes y la propia granja. A la hora de aplicar la metafilaxia, también podrá realizarlo el veterinario de explotación y, como comentaba con anterioridad, pasarán a tener un riesgo bajo. Además, nos gustaría ligarlo a aspectos como indemnizaciones de sacrificio obligatorio.
Normalmente, no se tienen los datos de consumo de una forma inmediata, pero el problema es la consolidación de los datos para que no sean erróneos y para que esos datos sean lo más fiables posible.
Respecto a la prescripción de antibióticos, nuestra norma dice que hay que comenzar por un antibiótico del grupo D, siempre que sea efectivo. Si no es así, se pasa al C. Y si tampoco lo es, se pasa al grupo B. Es algo que está recogido en la normativa comunitaria y, en el momento de la elaboración de ese reglamento, únicamente se quejaron Suecia y España. Si hay países que no lo aplican en la actualidad, están obligados a cumplirlo y la propia Comisión Europea les han requerido para que así lo hagan y no permitan el ‘off label’. En nuestro caso, la Comisión ha dicho que el consumo de antibióticos se hace de forma adecuada y la administración lo controla de una forma adecuada, por lo que no nos han realizado ninguna recomendación.
Para los ganaderos, esta nueva normativa representa una carga burocrática más. Prácticamente la totalidad de las explotaciones intensivas o semi-intensivas ya tenemos un veterinario de explotación, que hace visitas a las granjas con una amplia frecuencia. En las explotaciones de alta productividad ya se cuenta con diferentes veterinarios y asesores para desarrollarlo todo de la mejor forma posible.
Los ganaderos somos los primeros interesados en producir con la mínima cantidad posible de antibióticos y somos los más concienciados, porque somos conscientes de que se producen alimentos y debemos hacerlo de una forma segura. Las explotaciones de leche tienen ya un alto nivel de control, los veterinarios hacen certificados para la comercialización, se hace un documento de anexo para los sacrificios de animales… por lo que esta normativa es, en realidad, más de lo mismo.
Considero que las explotaciones que están adheridas a diferentes programas voluntarios de control de las comunidades autónomas en diferentes enfermedades animales, también deberían tener una serie de ventajas.
Uno de los aspectos que no entendemos desde los ganaderos es porque se realiza una prescripción de un antibiótico y ese medicamento no puede estar en la granja treinta días después. Tampoco se pueden tener antiinflamatorios ni un bote de calcio inyectable vía intravenosa… o cortar las colas en el caso del sector porcino. Debe haber una mayor sencillez en la normativa para ser operativos.
Desde el punto de vista veterinario, antes de junio de 2026 todas las granjas deberán tener realizada una visita zoosanitaria con un informe por parte del veterinario, que tiene que ser pedido por parte del ganadero. Una vez que se pida esa visita zoosanitaria, el veterinario debería informarse de los requisitos de esa visita, que vienen especificados en el anexo 3 y en el articulado, pero que no siempre coinciden, por lo que debería haber una uniformidad. Los socios de Avoccyl podrán comprobar en la página web de la asociación los requisitos que se deben cumplir. Además, se deberá comprobar con el sistema Presvet el consumo de antibióticos para esa clasificación zootécnica concretar para poder elaborar el informe de una forma adecuada.
Cualquier documento que se firme debe ser oficial, por lo que se tienen que contemplar muchos aspectos. Además, la prescripción de antibióticos debe subirse de forma rápida a Presvet, bajo riesgo de una multa. Se debe tener mucho cuidado para no correr un riesgo muy alto por parte del veterinario.
La asociación Avoccyl se creó a raíz de la nueva normativa y las exigencias de Presvet, pero teníamos muchas dificultades para hacernos oír en diversos estamentos. En la actualidad, cuando las exigencias de la normativa han llegado a los veterinarios de pequeños animales y al mundo de las mascotas, todo se ha magnificado mucho más. Nuestra obligación es colaborar con la administración y con los ganaderos para conseguir que todo salga lo mejor posible. Creo que es importante que la administración apoye más al sector ganadero.
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