Castilla y León y Castilla-La Mancha: dos modelos diferentes y ¿complementarios?

Por la realidad que yo percibo, los queseros no tienen una estrategia a largo plazo organizada de qué va a pasar con las ovejas. Sencillamente tienen monitorizado el sistema, van teniendo cubiertas sus necesidades y se acabó. Suelen ser cortoplacistas. En los últimos datos de primavera ha habido un descenso fuerte de producción. Es una bajada espectacular que no había ocurrido nunca. Los queseros están observando que puede haber un cambio de tendencia más brusco de lo que ocurría hasta ahora. El objetivo de las queserías es llenar los lineales de queso, no es la supervivencia de las ovejas.

Y luego la otra parte son los productores, que tienen su dinámica propia y que no están demasiado conectados con los queseros. Hasta el año 2016, más o menos, se fue manteniendo el número de instalaciones, cambiando un poco, aumentando capacidades, mejorando genéticas… pero más o menos se pudo mantener. Sin embargo, hay dos momentos importantes que coinciden con crisis energéticas: se trata de 2007 y 2022. Son dos momentos de estrés del sector en los que hay cambios de tendencia. En la crisis de 2007, con la subida de los costes de alimentación, coincidió con la crisis a nivel global del año 2008 y no había demasiada salida laboral, es decir, había paro y la continuidad de las explotaciones estaba asegurada, porque no había más alternativas. El otro momento de la subida de la alimentación fue 2022 y en ese momento no había crisis laboral. El precio de la carne es otro aspecto importante. En el 2007 una oveja de vieja valía 10 euros, hoy vale 100 euros. Es decir, una persona que hoy decide abandonar y tiene mil ovejas puede hacer, con la venta del ganado y la maquinaria, unos 200.000 euros de patrimonio. Por su parte, el año 2024 ha sido el mejor en precios para el ovino de leche, lo que ha ayudado a sanear las cuentas de las explotaciones.

Y al final nos hemos plantado en el 2025 con lo que yo digo que los ganaderos están preparados para salir. En 2007, los que se quedaban cada vez ampliaban más, se retroalimentaba, producían más leche, el precio era menor y cada vez íbamos más para atrás. Ahora ocurre un poco al revés. Es decir, yo creo que lo que está ocurriendo ahora mismo es que cuanto más se cierre el margen, más rápido esa gente que puede decidir dignamente se va a ir. Y yo creo que, para abastecer a las queserías, no hace falta en España más de 300 explotaciones. Creo que una instalación que entrega dos millones de litros es una instalación que está preparada para soportar toda la legislación que tenemos, como la laboral o la sanitaria, ya que una explotación más pequeña no acaba de encontrar nunca el equilibrio. En el FORO OVINO se lleva muchos años hablando de desestacionalizar, ampliar parideras, pero se está volviendo para atrás. No hay mano de obra y después se está empezando a ver mucha venta de animales neonatos, ya que da problemas sanitarios y de mano de obra. Por lo tanto, el ganadero está en la actualidad con la capacidad de decidir lo que quiere hacer.

La explotación familiar tiene los días contados, pero no como ocurrió en el año 2007 por un tema económico. No hay ninguna explotación ahora mismo medio bien gestionada que tenga problemas económicos. El problema es un tema de edad y de relevo, ya que las futuras generaciones quieren tener calidad de vida. El Manchego juega en otra liga, aunque ahora lo que está cotizando es la incertidumbre.

Cuando se concentra la oferta, se puede marcar un precio, pero yo soy muy defensor del mercado. Creo que las industrias tienen el poder que tiene, muy limitado, pero es verdad que a corto plazo son capaces de manejar ciertos precios.

El problema de la mano de obra en la actualidad está en los mandos intermedios, en el ‘mayoral’ que se denomina en determinadas zonas, porque no puede haber ahora trabajadores que estén vinculados las 24 horas al trabajo. Quizás hay que intentar reducir la jornada laboral para que haya más personas interesadas en trabajar en la ganadería, siempre que eso lo pueda soportar el precio.

En Castilla-La Mancha siempre ha habido dos sectores. Está el ganadero de Manchego, que como estereotipo, es un ganadero que viene siempre de familia ganadera. Muchas veces solemos decir, a lo mejor nos equivocamos, que con una vinculación mucho más romántica con la especie, con el animal, que es la leche de la raza Manchega, que evidentemente tiene un paraguas para producir un queso específico, que garantiza siempre históricamente un precio más alto que el de otras razas. Y luego tenemos el otro sector de ganaderos que han apostado por razas foráneas, sobre todo prácticamente Lacaune, donde prima más el precio y producir litros de leche. Ese precio más alto de la leche de Manchega ha tirado al alza del resto del sector, porque la industria siempre ha tirado mucho del queso Manchego como enganche para poder vender todo el tipo de queso que tiene en sus cámaras, de oveja, de vaca, de cabra…

El año pasado fue récord de precio en Manchego, llegando incluso a 2,50 euros por un litro de leche, por lo que hubo rentabilidad económica en las ganaderías. El problema del manchego es que no se trata de oferta y demanda, se trata de cuotas de mercado. O sea, las queserías están dispuestas a pagar lo que sea por tener una cuota de mercado y necesitan Manchego para exportar. Y si no llevas Manchego en el porfolio, no entras. Siempre con la circunstancia de que normalmente son cantidades irrisorias en su cuenta de explotación. En su cuenta puede suponer un 5% o un 10 %. Es decir, pueden permitirse comprar queso muy caro o leche muy cara, aunque no vayan a repercutir un beneficio en el queso, en este caso, en el queso Manchego, pero en el conjunto del porfolio que llevan van a ganar dinero. Además, hubo una gran demanda internacional. Llevábamos unos años anclados en los 85 millones de litros, pero el mercado demandaba los 100 millones de litros. Lo conseguimos el año pasado. Sin embargo, en 2025, con los cacareados aranceles de Trump que en realidad son prácticamente inexistentes, ante el miedo de que el queso se quedara en las cámaras, han vendido a un precio tan bajo que han hecho que se generara un miedo en el sector al precio del queso Manchego y al final ha ido bajando hasta prácticamente igualar el precio de la leche de oveja sin DO, lo que puede provocar más abandonos de la actividad. Estamos en un momento crucial, pero para hacer queso Manchego se necesita leche y además es uno de los grandes embajadores que tiene la marca España a nivel internacional. Espero que se empiecen a retomar precios más normalizados y más equilibrados a partir del año que viene.

En Castilla-La Mancha no se funciona con cooperativas y cada ganadero hace la guerra por su cuenta. Al final, estamos en manos, como siempre, de la industria, obligado a producir siempre más, porque no puede influir nunca en poner el precio de su producto. Las explotaciones de Manchego han subido de medias de 500 ovejas a granjas de 1.500 o 2.000 ovejas, lo que implica problemas de mano de obra. El Manchego tiene mucho prestigio, pero es un gigante con los pies de barro, porque no se está mimando la base. Finalmente nos ha permitido a nivel europeo que en la raza Manchega nos organicemos como unidad de productores y podamos hacer un cierto sistema de cuotas. Es preferible, en el caso del Manchego, reducir un 15% pero que te lo paguen bien, en lugar de un 100% sin saber a cuánto te lo van a pagar. Nos hemos encontrado que los propios ganaderos no quieren, no se fían. Nos hace falta un poco de altura de miras. Los ganaderos debemos tratar de unirnos más y tratar de conseguir unos precios dignos por el trabajo que se hace todos los días. Y otro de los grandes problemas es el exceso de burocracia, además de la falta de reconocimiento social. Se debe informar a la sociedad de todo el trabajo que realizamos a nivel ambiental.

La mano de obra es un problema muy arduo. Hablamos de mecanización, pero el problema ya también es encontrar gente que sea capaz de manejar esa nueva tecnología.

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