La Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural del Govern de Baleares, a través de la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, presentó en la Universidad de las Illes Balears (UIB) el informe final del ‘Proyecto de Huella de Carbono en Explotaciones Ganaderas’.
Se trata de un estudio pionero que, por primera vez, ofrece una fotografía precisa de cómo y dónde se generan las emisiones en siete explotaciones representativas de las Illes Balears. Elaborado con la asistencia técnica de la FUEIB, el informe analiza con detalle el comportamiento climático real de explotaciones de bovino, ovino y porcino durante la temporada 2023-2024, y constituye la base de referencia para planificar estrategias de reducción de emisiones en los próximos años.
“Por primera vez disponemos de una radiografía precisa de cómo y dónde se generan las emisiones en las explotaciones ganaderas. Esto nos permite dejar atrás estimaciones genéricas y empezar a trabajar con datos sólidos que orientarán la toma de decisiones de los próximos años”, señaló el director general Fernando Fernández.
El informe revela diferencias muy significativas según el modelo productivo. Las explotaciones extensivas, especialmente las dedicadas al ovino, presentan las emisiones más moderadas por superficie. El caso más destacado es el de una explotación ovina que registra solo 0,30 toneladas de CO2 equivalente por hectárea. En cambio, en el extremo opuesto, una explotación de vacuno de leche de carácter intensivo alcanza 4,06 toneladas de CO2 equivalente por hectárea, más de cuatro veces más. Esta diferencia responde, en gran medida, al grado de intensificación y a la densidad ganadera: en sistemas intensivos se alcanzan índices de ocupación cercanos a 0,88 unidades de ganado mayor por hectárea, mientras que en explotaciones extensivas este valor desciende a 0,18 UGM/ha o incluso 0,09 UGM/ha.
El análisis también confirma que la fermentación entérica, el proceso digestivo propio del ganado, es la principal fuente de emisiones en todas las explotaciones, aunque su peso varía según la especie. En una explotación de ovino extensivo llega a representar el 83% del total de emisiones, mientras que en explotaciones de bovino de leche oscila entre el 70% y el 73%. Incluso en sistemas mixtos de ovino y porcino, donde las fuentes son más diversas, la fermentación entérica supone entre el 60% y el 66% del total. Otras categorías, como las fuentes móviles —vehículos y maquinaria agrícola— alcanzan valores relevantes en explotaciones con mayor actividad, llegando al 25% de las emisiones en una explotación mixta, mientras que la gestión de cultivos se mueve entre el 5% y el 11%, en función del uso de fertilizantes y del volumen de estiércol generado.
Las explotaciones extensivas características del paisaje balear también destacan cuando se analizan las emisiones por unidad de ganado. Una explotación ovina presenta 1,66 toneladas de CO2 equivalente por UGM, un valor un 14 % inferior a la media de las explotaciones de ovino analizadas. En cambio, las explotaciones de bovino se sitúan en valores cercanos a las 4,6 toneladas de CO2 equivalente por UGM, lo que refleja el mayor impacto climático de esta especie, independientemente del grado de intensificación. “El estudio demuestra que los modelos extensivos, muy presentes en nuestras islas, no solo conservan el territorio, sino que presentan una presión climática significativamente menor que las explotaciones intensivas. Esto reafirma el valor ambiental y social de nuestro modelo tradicional de producción”, apunta el director general.
Otro de los elementos novedosos del informe es la incorporación del cálculo de emisiones evitadas gracias a instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo. Las dos explotaciones que ya cuentan con sistemas renovables redujeron sus emisiones de manera directa durante la temporada analizada: una explotación bovina evitó 1,89 toneladas de CO2 equivalente, mientras que una explotación mixta de ovino y porcino redujo 1,86 toneladas. La disminución procede tanto del menor uso de grupos electrógenos como de la reducción de electricidad importada.
A partir de los datos obtenidos, la Conselleria elaborará ahora una hoja de ruta para 2025 orientada a reforzar la implantación de energías renovables en las explotaciones, impulsar la modernización de la maquinaria y las flotas para reducir consumos de combustible, mejorar la gestión de estiércoles y optimizar la fertilización en función de las necesidades de cada explotación. Además, se orientará parte de las ayudas hacia los modelos extensivos, que presentan una huella climática significativamente menor, y se acompañará al sector en el proceso de inscripción y seguimiento de la huella de carbono en los registros oficiales.
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