La aventura de cómo montar una empresa ganadera de ovino y no morir en el intento

Redacción oviespana.com29/01/2017
LA AVENTURA DE… CÓMO MONTAR UNA EMPRESA GANADERA DE OVINO Y NO MORIR EN EL INTENTO…

III SIMPOSIO MSD ANIMAL HEALTH

de Gestión Integral para Pequeños Rumiantes

■■■ “ LA GESTIÓN INTEGRAL ES LA ÚNICA VÍA PARA CONOCER Y RESOLVER LOS MUCHOS PROBLEMAS QUE SE PLANTEAN EN LA MARCHA DIARIA DE UNA GRANJA DE OVINO”

Durante el III SIMPOSIO MSD ANIMAL HEALTH de Gestión Integral para Pequeños Rumiantes se celebró la presentación de los finalistas de los Premios G10 2016. Los asistentes votaron entre los trabajos presentados para decidir los ganadores.

Estos premios pretenden ser un reconocimiento al esfuerzo de los técnicos implicados en gestión, así como una motivación más para seguir trabajando hacia la excelencia de las explotaciones.

TERCER PREMIO G10 EN 2016

CÉSAR GARCÍA / GANADERO (SEGOVIA)

LA EXPLOTACIÓN

La experiencia se refiere a la puesta en marcha de una explotación de ovino de carne, en la que el uso de la Gestión Integral ha resultado ser una herramienta clave para conseguir su rentabilidad. La granja empezó a funcionar en el año 2011 con unas 800 ovejas de raza Churra, inscritas en la asociación de criadores ANCHE, acogiéndose a las ayudas de incorporación y plan de mejora. Un camino que acabó siendo más quebrado y tortuoso de lo que inicialmente parecía...

Al plantearnos la actividad, hicimos una planificación en la que preveíamos que íbamos a tener una serie de ingresos y de gastos, que en la realidad no se cumplieron por una serie de circunstancias ajenas a la propia explotación. De todas formas, siguiendo el lema de: ‘Lo que no se mide, no se gestiona’, intentamos que la Gestión Integral nos guiara para poder tomar las mejores decisiones en cada momento, y eso nos ayudó mucho a superar esas dificultades.

La pusimos en marcha de forma global en el año 2013, con el uso del Programa G10, y desde entonces la granja ha evolucionado de forma positiva, mejorando los datos económicos del rebaño y de la agricultura.

La explotación está en una finca que tiene un pequeño cercado. Originariamente, era una explotación de mi padre que se dedicaba a la producción de porcino. En ese mismo terreno construimos la nave nueva para comenzar con la actividad y ampliamos la superficie cercada para tener más espacio y posibilidad de hacer siembras para el pastoreo del ganado en determinadas épocas.

La nave tiene un pasillo de alimentación y se utiliza carro unifeed, con dieta única a base fundamentalmente de forrajes y granos, de los que disponemos en la propia explotación, al tener base agrícola propia. Además disponemos de prácticamente todo el término del pueblo para pastar con las ovejas, que son unas 1.000 hectáreas.

En cuanto a la mano de obra, en principio la explotación está pensada para acoger una mano de obra familiar de dos personas.

En conjunto se hicieron fuertes inversiones al principio, que se preveían cubrir con subvenciones públicas (121.000 euros, que al final fueron algo menos porque no se ejecutaron algunas partidas) y el resto con una hipoteca, que obligó a buscar avales. Pero el plan inicial se torció, porque los técnicos de la Junta de Castilla y León nos aseguraron que la subvención se cobraría en un corto periodo de tiempo, quizás en tres o cuatro meses después de certificar las inversiones, y los meses fueron pasando y el dinero no llegaba, por lo que se tuvo que pedir un nuevo préstamo para poder cubrir la subvención. Cuando la situación económica de la explotación era ya muy comprometida llegó el pago de la subvención, tres años y medio después. El coste financiero de ese retraso fue de 30.000 euros.MSD FOTOS CÉSAR GARCÍA 2 web

AÑO 2013

Empezamos el año con un sistema de tres parideras, como la mayoría de las ganaderías de la misma aptitud: una a finales de invierno, otra en verano y la última en octubre. El número de partos por hembra y año era únicamente de 0,80. ¡Ni siquiera llegábamos a un parto por oveja y año! El intervalo entre partos era de 456 días y la prolificidad era de 1,19 corderos por parto. Y la distribución a lo largo del año era muy irregular, con muchos animales producidos en el primer semestre, mientras que cuando valen más, durante el segundo semestre, no éramos capaces de producirlos. Con la particularidad, además, de que, al no tener experiencias en ganado ovino, no se alimentaba bien a las ovejas, los corderos no se criaban en condiciones y el carnicero decidía en ocasiones no comprarlos.

Los ingresos que tenía la explotación en aquellos momentos, más del 50% procedían de la venta de los corderos, y las subvenciones suponían el 37% que es una cifra excesivamente alta. En la distribución de los gastos, la alimentación únicamente representaba el 34%, la mano de obra asalariada suponía también un gasto muy bajo y el capítulo de ‘otros’ representa un 60%, ya que incluía los préstamos a los que debía hacer frente la explotación. Lógicamente, no había renta disponible.

Al final del año, las conclusiones que sacamos para corregir esa situación con la información que nos aportaba el Programa G10 era que debíamos mejorar el control reproductivo, con medidas concretas para asegurar las cubriciones en el anoestro y obtener una mayor producción en las épocas de año más favorables en precios; que eran necesarias más jaulas de partos para reducir la mortalidad de los corderos, y que era conveniente mejorar el aporte de proteína para lo cual se pensó en incorporar soja a la ración de las ovejas paridas. También nos planteamos, una vez hecha una prospección del mercado de la paja, comprar una empacadora de grandes pacas prismáticas que, al tiempo que nos ahorrara los jornales para el aprovisionamiento de paja y heno nos permitiera tener ingresos extra para afrontar los gastos del rebaño (¡¡¡Qué moral tenemos habiendo encontrado una ocupación rentable trabajando para terceros y manteniendo un rebaño que, en ese momento era “una ruina” total...!!! Cuestión de vocación y amor propio).

AÑO 2014

En el siguiente año, después de poner en marcha las mejoras ya mencionadas, encaminadas a mejorar el control reproductivo, se logró tener tres parideras más definidas y homogéneas, además de una mejor distribución de partos a lo largo del año. También se consiguió aumentar el número de partos por oveja y año, llegando a la cifra de 1,06, y se logró reducir el intervalo entre partos a 344 días. El número de corderos por parto era en ese momento de 1,26.

Con todo ello, la curva de venta de los corderos se adaptaba mejor a la curva de los precios aprovechando las épocas más favorables, y eso repercutía en nuestra rentabilidad. Además, se habían producido prácticamente el doble de corderos, y por tanto se habían vendido muchos más. Los números de la explotación ese año cambiaron radicalmente y cuando por fin se cobró la subvención por incorporación la situación comenzó muy lentamente a mejorar.

Al final del año, hicimos un análisis de la situación y comprobamos que se habían aumentado los partos por oveja y año, pero aún se debía seguir mejorando la reproducción; sobre todo la cubrición en época de anoestro ya que la paridera de otoño seguía siendo mucho más corta que la de febrero. Entonces se decidió pasar de tres a cuatro parideras, porque la falta de cubrición de determinados animales provoca que deban esperar mucho tiempo antes de volver a una cubrición y, si en realidad no se cubren, tomar la decisión de eliminar esos animales. Otro aspecto que también nos animó a aumentar el número de parideras, fue que nos permitía adaptarnos mejor a la demanda del carnicero, obteniendo así los mejores precios posibles a pesar de hacer del trabajo en la nave más continuo y tener que ampliar las jornadas en determinadas épocas en la agricultura para llegar a todas las tareas a tiempo.MSD FOTOS CÉSAR GARCÍA 3 web

Otro aspecto que valoramos a la hora de obtener más partos fue el hecho de que las ovejas cambiaban demasiado de condición corporal según el momento de producción; nos preocupaba sobre todo que el “efecto acordeón” era demasiado acusado y las ovejas no tenían tiempo de recuperarse para la siguiente cubrición tras el período de cría, con lo que el tratamiento de fertilidad servía de poco o nada. Además, en el pastoreo andaban mucho y no comían demasiado. En una charla de Ángel Ruiz Mantecón en el grupo de gestión creado en Segovia, nos informó de que el buen funcionamiento del rumen de la oveja está relacionado con la flora ruminal y sus necesidades de nitrógeno, y en nuestro caso no estaban bien cubiertas. Por esa razón, se introdujeron melazas en la ración en las épocas de carencia de proteína en los pastos, para intentar que no cayera la condición corporal de las ovejas. Casi desde el primer día empezamos a ver resultados positivos y cambios en el comportamiento del rebaño que estaba mucho más relajado y dedicaba mucho más tiempo a la rumia (porque estaba satisfecho).

AÑO 2015

Después de poner en marcha todas esas medidas, el año 2015 se desarrollaron cuatro parideras de una forma bastante definida. Los resultados mejoraron con un aumento de partos por cordera y año, hasta llegar a 1,12 partos, y una reducción en el intervalo entre partos hasta los 326 días. La prolificidad se ha estabilizado en unos datos de 1,19 corderos por parto.

El hecho de tener cuatro parideras nos ha permitido seguir adaptándonos a la curva de precios del lechazo para venderlos en la época más favorable, y el precio medio del cordero en el año ha subido ligeramente. No obstante, comparando los datos de 2015 con los de 2014, hemos producido y vendido un menor número de corderos, porque decidimos hacer un gran desvieje de los animales que no se cubrían con facilidad o que no criaban correctamente a los corderos. Pero eso no ha impedido que, después de cobrar la subvención y de las mejoras, la renta disponible en 2015 haya sido positiva.

Al analizar el diagrama de toma de decisiones que nos aporta el Programa G10, vemos que aún nos queda camino por recorrer para llegar al objetivo de 1,35 partos por oveja y año que sería conveniente alcanzar, pero nos vamos acercando. De hecho, en 2016 se sigue el plan productivo de cuatro parideras y vamos a estar bastante cerca de ese primer objetivo para plantearse otras cuestiones más adelante.

Un aspecto al que tendremos que prestar especial atención es la edad al primer parto, ya que estamos en una cifra aproximada de 21 meses, debido fundamentalmente a los problemas que hemos tenido con la alimentación por nuestra inexperiencia, ya que no logramos un desarrollo de los animales adecuado para que se cubran a una edad razonable (7-8 meses).

De todas formas, y como conclusión, puedo decir que estamos satisfechos en conjunto de la marcha de la explotación. Trabajamos integrados en el Grupo G10 que se ha creado en Segovia y eso nos sirve de gran apoyo.

Nuestro objetivo es que la explotación sea rentable, segura y sostenible. Y estamos convencidos de que el éxito radica en el trabajo constante en la explotación y en hacer una gestión correcta conociendo a fondo la realidad de la explotación en todos sus aspectos.

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