Las últimas estadísticas del FEGA, correspondientes al mercado de la leche de oveja del pasado mes de mayo en España, reflejan un comportamiento de los precios difícil de interpretar y mucho menos de justificar.
Las diferencias de precios entre regiones, que llega a ser de un 25% en precio/hectogrado, al margen de las diferencias de calidad, solo se explican por la estructura de comercialización que existe en cada región y por el peso de las grandes corporaciones del sector imponiendo sus reglas en las diferentes zonas. Y eso que, en muchas ocasiones, los costes de recogida y de gestión logística son más baratos precisamente en las comunidades donde menos se paga, lo que lo hace todavía menos razonable lógico.
Esto lleva a que los ganaderos de regiones como País Vasco o Navarra cobren en 2017 casi lo mismo que hace un año, alrededor de 8,7 euros/hectogrado por la leche que entregan, mientras que los de Castilla y León o Extremadura, que se sitúan en la banda contraria del mercado, después de un duro ajuste de precios en el segundo semestre de 2017, estén cobrando apenas 6,40/6,50 euros/hectogrado.
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