¡Viva la utopía!..., pero con tiento (Editorial de la revista Tierras Caprino-PR nº 23)

MANUEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

(Director de TIERRAS OVINO-PR)

Es positivo sin duda, tanto para el individuo como para la sociedad, que pasemos la vida persiguiendo utopías, porque nos motivan y nos ayudan a encontrar sentido a muchos de los afanes cotidianos. Pero no es bueno caer en la ingenuidad y olvidar que todas esas utopías son solo puntos de referencia en el imaginario colectivo, que deben ir moviéndose a medida que los conocimientos o las necesidades van abriendo nuevas perspectivas.

Y parece oportuno traer esa reflexión a este editorial de la revista de Caprino que ahora sale a la calle, porque van proliferando alrededor de este sector un ejército de iluminados de la naturaleza y del animalismo, que empiezan a soñar con el retorno a la Arcadia feliz, e imaginan un futuro lleno de cabras ‘libres’ y dichosas dando brincos por los montes.

Eso, sin duda, pertenece al terreno de las utopías y conviene administrarlo como tal. Porque hay que tener cuidado con esas tentaciones bucólicas, en las que se olvida que lo que está en juego cuando se pone en marcha una explotación es el esfuerzo y el patrimonio de unos profesionales que, salvo escasas excepciones, tratan a los animales como una parte de su vida cotidiana y de su universo afectivo, aunque las ordeñen y dirijan su reproducción, porque precisamente para eso las han creado sus antepasados en los últimos 10.000 años.

La sostenibilidad y el bienestar son puntos de referencia imprescindibles, y todos los ganaderos y los técnicos que les apoyan deben trabajar para mejorar la eficiencia energética de las granjas, para aprovechar más y mejor los recursos endógenos, y para optimizar la vida productiva de los animales con unas instalaciones más saludables y un manejo más acorde con la fisiología del caprino.

Y nadie debe poner en duda tampoco la conveniencia de avanzar hacia un modelo productivo más circular, en el que se vayan redefiniendo periódicamente las raciones, rebajando su contenido en proteína e incorporando de forma creciente los recursos de cada zona; en el que se apueste por la producción individual de energías renovables con sistemas autónomos; en el que se reduzcan las emisiones y los residuos, propiciando su reutilización; o en el que se potencie el pastoreo en algunas fases y tipos de explotación... El último FORO DEL CAPRINO dejo planteadas algunas cuestiones interesantes en todos esos aspectos, de las que se hace un amplio resumen en las páginas siguientes cuyo repaso recomendamos a todos los lectores.

Pero tampoco puede poner nadie en duda algunos de los pilares del ‘caprino moderno’, que han permitido sacar al sector de la ‘prehistoria’ y que han sido la base para logar una mejora en la calidad de vida de los ganaderos, como son la necesidad de utilizar concentrados en las raciones, de reforzar la selección y mejora genética controlada y dirigida, de apostar por la inseminación como método reproductivo, de organizar el rebaño en lotes, de utilizar métodos para romper la estacionalidad productiva, de estabular a los animales para ordenar mejor los sistemas de trabajo... Sin todo ello, el sector perderá una gran parte de su atractivo como salida profesional razonable para los jóvenes, que no están dispuestos a ‘tirarse de nuevo al monte’ como hicieron sus antepasados con jornadas laborales de sol a sol, con lo que habremos perdido definitivamente la batalla del futuro.