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Javier Chamorro, ganadero de Granja Mataelrayo (Foto Javier Chamorro)
El Tribunal Supremo ha dado la razón a un ganadero que denunció el sacrificio de sus cabras tras unas pruebas de tuberculosis que finalmente resultaron erróneas. Según la sentencia, las pruebas realizadas por los técnicos de la Junta de Castilla-La Mancha a los animales y que dieron tuberculosis daban fallos o falsos positivos y, tras realizar una analítica posterior, el resultado fue “ausencia del crecimiento de mycobacterium caprae tuberculosis”, por lo que se trata de una prueba que no es efectiva y es por lo que el ganadero había requerido que se le hiciera a sus cabras otra combinada, que no se admitió entonces por la Junta.
Por lo tanto, el Tribunal Supremo ha dado la razón a Alberto Chamorro, un ganadero de Majaelrayo (Guadalajara), en el recurso contencioso-administrativo interpuesto contra la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha por sacrificar varias decenas de cabras en base a unas pruebas de tuberculosis que “no eran las más adecuadas”.
Chamorro, vecino de Majaelrayo, lleva varios años de lucha contra la decisión de la Administración regional al entender que no tenía que haber sacrificado cerca de un centenar de cabras de su ganadería porque la prueba que se realizó para determinar que tenía tuberculosis era simple y debería haberse realizado una segunda prueba, la conocida como combinada de contraste.
El pasado año este ganadero ya ganó el pleito ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, y tras ser recurrido por la Administración regional, ahora el Supremo le ha vuelto a dar la razón.
Según la sentencia, las pruebas realizadas por los técnicos de la Junta a las cabras y que dieron tuberculosis daban fallos o falsos positivos y, tras realizar una analítica posterior, el resultado fue “ausencia del crecimiento de mycobacterium caprae tuberculosis”, por lo que se trata de una prueba que no es efectiva y es por lo que el ganadero había requerido que se le hiciera a sus cabras otra combinada, que no se admitió entonces por la Junta. Según Chamorro, “las cabras que dan pie a dicha sentencia y que fueron marcadas en el campo por la administración como positivos en tuberculosis, tras ir al matadero y pasar al consumo humano, luego, en los laboratorios dieron ausencia de tuberculosis”.
Para el ganadero se trata de un problema que está generalizado en toda España y que, a su juicio está “diezmando todas las explotaciones” tanto de ganado caprino como vacuno. Según ha precisado, muchas explotaciones ganaderas ya se han puesto en contacto con él para felicitándole y también para recurrir ante los tribunales sus propios casos de falsos positivos.
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