La necesidad de contar con mamas amplias, voluminosas y simétricas, testículos de buena formación y capa sin manchas de color distinto al de la raza son algunos de los elementos que definen la cabra murciano-granadina y que han sido incluidos en su libro genealógico. Estos animales, añade la orden que así lo establece, deben tener las extremidades finas, sólidas y con buenos aplomos, y sus muslos y piernas han de presentar "un arqueamiento en su cara interna, pezuñas pequeñas, recogidas, fuertes y de color oscuro". Como defectos que los descalificarían se citan los relativos a la presencia de machas de cualquier color distinto al propio de la raza, la presencia de perilla en las hembras y los aplomos desviados, sin olvidar las distrofias mandibulares y dentarias. También serán un elemento negativo las anomalías en la mama, los pezones excesivamente grandes o con otros defectos que puedan dificultar el ordeño. El libro genealógico contiene igualmente los 17 caracteres que determinarán su calificación morfológica, así como los referidos a las hembras cuando se encuentren en períodos de lactancia. Por otra parte, la nueva reglamentación prevé el establecimiento de un registro de mérito en el que serán inscritas solo aquellas cabras que los suficientes para ello. Entre estos, se encuentran los de alcanzar al menos 80 puntos y contar con un mínimo de tres lactaciones controladas con una producción superior a 650 litros en 210 días, con un 2,8 por ciento de proteína. En cuanto a los machos cabríos, solo serán considerados ejemplares de mérito si son hijos de cabras de la misma consideración y se ha acreditado que han generado diez descendientes hembras con una nota mínima de 75 puntos y una producción en la primera lactación de al menos 350 litros de leche en 150 días.